viernes, 24 de octubre de 2025

Patriotas de salón

 

Me llama la atención un artículo leído hoy en La Razón y firmado por Javier Portillo, “Moncloa monta en cólera por el Toisón a Felipe González”, curiosamente a solo 57 días del quincuagésimo aniversario de la muerte del dictador y a 59 de la restauración de la Monarquía en España en la persona del nieto del último monarca, Alfonso XIII, que salió de estampida como huyen los espantadizos el 14 de abril de 1931. Mantiene Portillo que “la relación entre el presidente del Gobierno y el Rey no mejora”, y añade ese periodista que “en Moncloa no ha sentado bien que Felipe VI concediera esta semana elToisón de Oro al expresidente González –junto a  Roca y Herrero de Miñón, porque lo consideran un bofetón a Sánchez, con quien González mantiene una enemistad manifiesta”. Ya veremos qué sucede el próximo 22 de noviembre, donde no se sabe todavía si será invitado a los actos el anterior jefe del Estado. Termina diciendo el periodista que “el Gobierno asume que invitar formalmente a Juan Carlos I implicaría proceder a la ‘absolución’ pública y política de su conducta en la última etapa de su reinado, la que le llevó a abdicar y a dar paso a su hijo. El anterior jefe del Estado lleva cinco años viviendo en Abu Dabi, donde se trasladó cuando trascendieron los escándalos sobre el entramado de ocultación de su fortuna que investigó la Justicia”. Tengo entendido (repréndanme si me equivoco) que desde entonces ya no paga impuestos en España, algo que se exige a cualquier español o extranjero naturalizado. Dentro de poco, supongo que por navidades, publicará sus memorias bajo el título “Reconciliación”. No pienso comprar el libro de alguien que afirma que “le han robado su historia”. No lo sé ni me interesa. Lo que sí conozco es que durante el mandato de González se cometieron crímenes de Estado. Lo del Toisón solo es una anécdota. También ostenta ese collar Nicolás Sarkozy y está ‘residiendo’ en la prisión de La Santé.

 

jueves, 23 de octubre de 2025

El caballete de acero

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Hay que tener sumo cuidado cuando se redacta una noticia. Me refiero a la noticia que da hoy Heraldo de Aragón. Dice: “Antonio Tejero, autor del golpe de Estado del 23.F ingresado en estado crítico.” Poco después, aclara que “en un hospital de Valencia” y que el diario El Mundo había avanzado de forma errónea su fallecimiento. Sigue contando ese diario aragonés que “Tejero era en 1981 teniente general de la Guardia Civil, cuerpo al que ingresó en 1951 y de donde fue expulsado tras protagonizar el golpe de Estado del 23-F.” En España, que a mí me conste, ocurrió el último golpe de Estado la tarde del 17 de julio de 1936. Lo sucedido en 1981 fue un intento de golpe de Estado, por fortuna fracasado, y no un golpe de Estado, como afirma ese diario aragonés. Sobre ello quedan todavía, pese al tiempo transcurrido, muchos flecos sueltos que no conviene sacar a la luz. También me consta (pueden consultarse las hemerotecas)  que ese diario de la mañana (fundado por el oscense republicano, Luis Montestruc, en 1895) estuvo de acuerdo con el golpe militar desde la primera hora del primer día. En 1909 tomó el timón del periódico Antonio Motos hasta su fallecimiento en1923, cuando le sustituyó un sobrino del mismo nombre, y más tarde Antonio Mompeón Motos. Durante la II República y la Guerra Civil fue director Manuel Casanova, al que le sustituyó Manuel Martín Triep, que fue destituido por el franquismo junto a varios redactores en 1943. Tras su cese fulminante, se nombró un director  a dedo por la Dirección General de Prensa, a José Morales. En 1952, el entonces ministro de Información nombró director a Antonio Bruned Mompeón, de 21 años de edad, nieto de Antonio Mompeón Motos, que permaneció en el cargo hasta el año 2000, asumiendo la gestión posterior del negocio Pilar y Fernando de Yarza, quienes nombraron director a Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua. Por aquellos días apareció un nuevo socio financiero, Ibercaja. En la actualidad ocupa la presidencia Paloma de Yarza López-Madrazo, sobrina de Pilar y de Fernando, a la que durante las fiestas pilaristas de esta año le hicieron entrega de una importante distinción municipal, la Medalla de Oro de Zaragoza, de manos de la alcaldesa Chueca. También se colocó durante las últimas fiestas pilaristas una estatua en bronce que representa a una vendedora de ese diario en el Paseo de la Independencia. Queda claro que el ‘pilar de Zaragoza’ no es una columna maestra de jade sino un gato, un caballete de acero de varias patas, en el que se apoya un grupúsculo, mezcla de cabildos catedracilios (entre los que pareciera que formase  parte Tomás Celorrio, el cura de Vericueto) y una burguesía semi escondida entre visillos de franela, que  siguen controlando la cuerda de trenzado regional (tanto en lo espiritual como en lo material) al estilo de las novelas costumbristas decimonónicas de Alas, Galdós o Concha Espina. Lo demás es hablar por no callar.

 

Volver al '7 fechas'


Ayer hacía referencia a una noticia leída en Heraldo de Aragón referida al ‘invento’ de un ingeniero aragonés, Jorge Higón, consistente en un envase de productos frescos que puede utilizarse 50 veces antes de ir al cubo de la basura, al que le concedí una dudosa solución a los problemas de reciclaje. Hoy leo en el mismo diario dos noticias sorprendentes: una de ellas señala lo siguiente: “Un hombre se encierra en la cocina de su bar de Zaragoza, pero no evita que su novia le pegue dos manotazos en la cara”. La otra: “Lanzan un nuevo traductor automático de aragonés basado en 5 millones de oraciones”. La primera de esas noticias carece del mínimo interés para el lector. Es lo más parecido a un chisme de portera. La segunda tampoco, por su absoluta irrelevancia. Seamos serios. ¿Alguien en su sano juicio (que no sea un filólogo) puede estar interesado en adquirir un traductor del dialecto aragonés al idioma castellano? Reconozco que gente rara hay en todas partes, pero no sé si hasta ese punto. A mi entender, la misión de un diario de papel regional con 130 años de historia es la de informar al lector sobre lo que acontece, no la de trasladar al papel necedades que no interesan a nadie por llenar espacio. Ello produce en el lector desinterés y desconfianza. Existe un  fenómeno, conocido como news avoidance (evitación de noticias) consistente en que muchos ciudadanos optan por alejarse deliberadamente del constante bombardeo de noticias, muchas de ellas falsas y otras muchas carentes de interés. Esa saturación llega a producir fatiga. Recuerdo cuando existía el “7 fechas” de la Prensa del Movimiento, con tirada semanal y que fundó en 1949 el falangista Lucio del Álamo. Pues bien, con aquel  “papelín general”  los españoles quedábamos “resumidamente informados” de los acontecimientos semanales ocurridos y que la Dictadura toleraba que conociéramos. Aquel semanario del “Movimiento” hasta  llegó a recibir algunas sanciones (pellizquitos de monja, diría yo) por determinados artículos publicados. También fue muy leído entre los españoles en la diáspora. Hasta que en 1975 la Secretaría general del Movimiento dejó de publicar la edición nacional  y al año siguiente los suplementos estacionales, quedando a cargo del Instituto Español de Emigración tras firmarse un contrato con la Delegación Nacional de Prensa y Radio. Una pena que desde entonces ya no nos dieran las noticias de forma dosificada, al igual que se hacía con las grageas de ‘Geniol’ contra los dolores de cabeza, el ‘Sedobrol’ como sedante del sistema nervioso y la ‘Zaragatona’  para exonerar el vientre. Si les digo la verdad, con la llegada de la prensa digital hemos salido perdiendo. Es difícil ver esquelas y no podemos envolver el bocadillo que llevábamos al tajo. Aquella tinta del papel impreso le añadía al pan untado en el líquido de las agujas en escabeche un saborcillo bastante agradecido.

 

miércoles, 22 de octubre de 2025

Con las cosas de comer no se juega

ENVASES DE COMIDA PARA LLEVAR EN SEVILLA

 

Leo con cierta prevención que un ingeniero aragonés, Jorge Higón, acaba de diseñar un envase de productos frescos para la "Corporación Alimentaria Guissona" que no va al cubo de basura. Lleva incorporado un chip (como los perros de compañía) y se puede utilizar hasta 50 veces. En teoría, el ‘invento’, que parece estar ideado para los establecimientos "BonÁrea" por el doctor Franz de Copenhague (que formaba parte de la plantilla de celebridades que aparecían en el TBO)  parece de una importancia relativa. Imagine el lector que cada semana se adquieren diversos productos que van dentro esos envases. Al cabo de un trimestre no habrá sitio en la cocina donde poder  guardarlos. Pero guardarlos ¿para qué? A este paso, si Dios no lo remedia, en poco tiempo todas las amas de casa habrán adquirido un patrón de conducta compulsiva similar al conocido “síndrome de Diógenes” , por la acumulación progresiva de envases de esas características. Al final, en mi opinión, optarán por tirarlos todos a la basura y liberar espacio. Porque, ya puestos, también se pueden conservar  los cascos de botellas vacíos para volver ser reutilizados, los tarros de vidrio de la mermelada, las cajas de cartón, y todo lo que ustedes entiendan que puede tener un segundo aprovechamiento útil. Aquí, el único trastorno que puede alterar nuestro comportamiento psíquico es el derivado de la importante subida de tasas municipales de ‘agua y basuras’ establecida en Zaragoza por la folclórica alcaldesa Chueca, que terminará esquilmando nuestro exiguo salario por mor de sus ‘ocurrencias’ estrafalarias. Al ingeniero aragonés, señor Higón, le recomendaría que idease, a poder ser, envases que se autodestruyeran a los 5 minutos de haber extraído de ellos su contenido, porque  guardar ‘zarrios’, como si los envases de plástico (PET) fuesen fiambreras de uso perpetuo, carece de todo sentido. Habría que conocer, antes de nada si tales envases tienen buenas propiedades anti-bacterianas y cuál es el polímero utilizado en su fabricación.  Algunos envases necesitan  mayor durabilidad y otros, más resistencia. Se sabe que hay sustancias capaces de migrar desde el plástico hacia los alimentos, y el benceno y el estreno pueden provocar enfermedades muy serias (da igual que sean de leche, agua, embutidos, etcétera) por el uso y exposición prolongada. Al final, todo termina en el cubo de la basura. Como le espetó Eugenio d'Ors a un camarero que derramó una botella de champán al intentar descorcharla con un método novedoso: “Oiga, pollo, los experimentos con gaseosa”. Con las cosas de comer no se juega.

 

martes, 21 de octubre de 2025

Mejor dejar quieta la hora

Relojes monumentales

 

Estos días la prensa está pesadísima con el cambio de horario, que deberá producirse en la madrugada del próximo domingo, 26 de octubre. Será en ese momento cuando los españoles recuperemos la ‘hora de invierno’ aunque estemos en otoño. Pero, ya puestos, nuestro país debería ajustar el huso horario de una vez, ser coherentes y alinearnos con Portugal y Reino Unido, de acuerdo con nuestra posición geográfica  y el meridiano de Greenwich, que pasa por Caspe, como recomienda la Sociedad Española del Sueño, por sus beneficios para la salud, el rendimiento de los trabajadores y el de los estudiantes. Ir, como vamos, con dos horas con el Sol es a todas luces una anomalía que desde 1940 (por las buenas relaciones de Franco con Hitler) conservemos a estas alturas del siglo XXI la hora oficial de Alemania. Tal vez por  esos desajustes por estos pagos comemos tarde y sin prisas cuando los turistas ya están pensando en la sobria cena, y nos vamos a dormir cuando ellos ponen la tostadora en marcha. Somos así y no llevamos camino de cambiar. Sucede que los pequeños empresarios, que se suelen hacer cargo de las subcontratas de las contratas que otros empresarios de más fachenda firman con los ayuntamientos, aseguran  con razón que en los tajos de las subcontratas se rinde poco. Hombre, no sabría decirle. Uno ya está acostumbrado a ver en su calle o en las calles aledañas a una cuadrilla de operarios colocando vallas y observando a otro, más pringado que ellos, cómo penetra en el interior de una alcantarilla de nueve a diez, que es la hora de abrir la fiambrera. Todos desaparecen, también el pringado, que suele ser de Angola o de  Cabo Verde, hasta una hora más tarde, que es cuando regresan para colocar varias baldosas e ir recogiendo los bártulos en una furgoneta blanca, porque todas las furgonetas suelen ser blancas, hasta el día siguiente, por laborar en jornada continua, tener que rellenar el parte de trabajo, estar su centro de operaciones para fichar en un reloj-control en La Almunia de Doña Godina, lavarse y desprenderse del mono verde, porque los monos de trabajos de los subcontratados suelen ser verdes aunque no indecorosos. Y como siempre tienen la costumbre esos operaros de comenzar los viernes a colocar las dos o tres losetas y mirar en el interior de la cloaca de la que salen asquerosos eructos de sulfuro de hidrógeno, hay que volver más tarde a colocar la tapa de hierro fundido y esperar dos días a que sequen las baldosas, allí dejan las vallas amarillas, porque suelen ser amarillas, y unas cintas para dificultar la circulación de peatones, que es de lo que se trata. En resumidas cuentas, en España se rinde poco quizás porque comemos a deshora y nos acostamos tarde. Dicen que España es un país envejecido. Como la gente se va a la cama cuando termina el programa de Jorge Javier Vázquez, o sea, a las tantas de a madrugada, pasa lo que pasa, es decir, que no queda tiempo para priapismos ibéricos y secretos de alcoba.  Por todo ello, como digo, es necesario cambiar los husos horarios en Europa para que cambiemos los usos y costumbres los antes fogosos y ahora amansados ciudadanos. No se pueden tener dos husos horarios diferentes: el natural y el del Gobierno. Los equinoccios y los solsticios solo deberían servir para que la marinería de la Armada cambie de uniforme, azul o blanco, y los ordenanzas y chóferes de los ministerios, de azul o gris. Ustedes comprenderán que un cambio de horario cada medio año parece poco eficaz en un país como el nuestro, con escasas chimeneas de fábricas y profusos relojes de campanarios.  

 

lunes, 20 de octubre de 2025

Ni aldeuca ni aldehuca

Wikiloc | Ruta San Sebastián de Garabandal (parking)- Los Pinos

 

Ayer leí un artículo de Jorge Fernández Díaz en La Razón referido a San Sebastián de Garabandal (Cantabria) y las supuestas apariciones marianas a inicios de la década de 1960, que la Iglesia católica no termina de autenticar como ciertas pero que ha convertido la aldea en un punto de peregrinaje. Pues bien, me chocó que Fernández la definiese como “aldehuca” de Cantabria. He consultado libros de Pereda, de Concha Espina, de Gutiérrez Calderón  e incluso de un famoso abogado y escritor costumbrista montañés que por razones que desconozco permanece en el más absoluto olvido, y que a mi entender tiene obras literarias (novela, cuento, teatro, poesía y artículos) en diversos medios con la Montaña como telón de fondo en casi todas sus obras. Me refiero a Francisco Cubría, sobre el que espero contar cosas interesantes. Mi curiosidad me llevó anoche a consultar todos los diccionarios que tengo en casa, incluso el “Casares” por ver si en alguno de esos libros de consulta  aparecían las palabras “aldehuca” y “aldeuca”, sabido que en Santander y su provincia, lo que ahora se llama Comunidad de Cantabria, se utilizan los sufijos “uco” y “uca” en el lenguaje coloquial, también ocurre en León, del mismo modo que en vascuence todo termina en “ak”, o en Aragón, en “ico” o ‘ica”. Al final, después de hacer muchas indagaciones, descubrí que la RAE no tiene en su Diccionario ninguna de ambas acepciones montañesas. Pero mis dudas sobre el diminutivo de aldea no se disiparon. De haber existido una u otra, personalmente hubiese preferido “aldeuca” que “aldehuca”. Me costa que en español, con muy pocas excepciones, se coloca la letra hache delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/, tanto a principio de palabra como de sílaba. Pero no sé por qué “aldeuca” se me antoja como más entrañable que “aldehuca” . En el “Casares” pude comprobar que vienen las palabras “aldea”, ”aldehuela”, “aldeorrio”, e incluso el despectivo “aldeorro”. Tanto es así que conozco un pueblo llamado Aldehuela de Liestos (provincia de Zaragoza) en la comarca denominada Campo de Daroca. Y con ese nombre consta en el “Madoz” (1845, pp. 514-515). De hecho, existen en España otros 12 municipios con ese nombre, y uno de ellos con el artículo determinado femenino singular “la” por delante, como es el caso de La Aldehuela, que es un despoblado cercano al cerro de San Quílez, en el término municipal de Balconchán, también en la provincia de Zaragoza, que fue quemado por la burricie durante una refriega contra los castellanos en la Edad Media. Ya sabe el lector: se puede decir tierruca, casuca, etc, pero nunca “aldeuca” ni “aldehuca”, por no existir registro hasta el momento. Lo mismo que le sucede al famoso “flamenquín”, uno de los platos más típicos de la gastronomía cordobesa, que se les sigue atragantando a los académicos de la Lengua que pareciese que carecieran de lengua (ese órgano sexual que utilizaban los antiguos para hablar) y no se entiende que tal indiviso símbolo gastronómico reconocido y admirado en todo el que lo degusta se les haya atragantado a esos próceres patrios por razones que desconozco. Son muy raritos con todo lo suyo, que resulta que es nuestro. Menéndez Pidal, en sus ensayos “El dialecto leonés” (1906) y “Pasiegos  y vaqueiros” (1954) analiza algunos fenómenos característicos de las zonas citadas. Tampoco hay que olvidar a Adriano García-Lomas, principal estudioso del habla de Cantabria del siglo pasado y autor de "Estudio del dialecto popular montañés. Fonética, etimologías y glosario de voces" y "El lenguaje popular de la Cantabria montañesa. Fonética, recopilación de voces, refranes y modismos" (1949); ni a Ralph Penny, que  se interesó más tarde, entre 1970 y 1978, por la forma de hablar de la Vega del Pas y la zona de Tudanca; ni a Alberto Castillo Chagartegui, que en el curso académico 2019-2020 hizo un trabajo de fin de carrera sobre el habla de Santoña, en una investigación dirigida por la Universidad de Salamanca bajo la tutoría de Rosario Lorente Pinto.

 

domingo, 19 de octubre de 2025

¡Anda la órdiga!

 En tierra de ciegos el tuerto es rey • iNMSOL

 

Órdiga es una expresión antigua que se utilizaba mucho en Navarra para expresar asombro por algo. Mal comienzo para Emilio Larraz, entrenador del Real Zaragoza en su debut de ayer y con el resultado final de 0-5  contra la Cultural Leonesa (penúltimo en la Liga) y nueve jugadores blanquiazules sobre el campo provisional de fútbol con nombre de entidad bancaria. Con romper la pantalla del VAR, como hizo un jugador local, de nombre Paul Akouokou, no se arreglan las cosas para el colista equipo de Segunda División. Collado pudo anotar el sexto, pero Insúa sacó el balón de entre los palos en el minuto 89. Larraz ha señalado a los medios que “esto no es el final”. Es, como indicaba Mafalda en una viñeta “el empezose del acabose”. Hoy, en El Periódico de Aragón, Ricardo Barceló  señala que “Zaragoza tiene sobre la mesa el futuro de la Nueva Romareda [ya bautizado como Ibercaja Estadio], un campo de altísimas prestaciones que no está concebido para albergar partidos de Primera RFEF”. Y recuerda a los lectores de ese medio de papel que “el equipo aragonés lleva 13 temporadas en Segunda División,  con 22 entrenadores distintos”. No cabe duda de que ayer los leoneses tiraban con balín. Emilio Larraz dice que esto no es el final, como digo, y se da ánimos ante lo que parece inevitable por un trayectoria nefasta. Es como lo de “tente”, en la canción sobre “Sanbisente” que se danza aunque esté lloviendo un manso chirimiri y que tanto encandila a los de Baracaldo, donde “tente” significa mantenerse firme: “Sanbisente tente, tente, / que Retuerto ya cayó / y el Regato está temblando / del susto que resibió”. Son peculiaridades fonéticas que debería conocer la folclórica alcaldesa de este pueblón llamado Zaragoza, que lució en las fiestas pilaristas vestido de mudar de finales del siglo XIX con mantón de Manila, que se vendía en Manila pero se hacía en China para tapar y conservar frescas las hojas de tabaco y el rapé contenido en pequeñas latas de "La Compañía de Tabacos de Filipinas" que llegaba en bergantines y goletas a Sevilla. La también folclórica Macaria Arteagabeitia solía contar que sus hermanas mayores a finales de aquel siglo hablaban con la <s> y solían cantar aquello de “Alindingo, alindango/ las seresas se cogen del árbol…”. Ya veremos en qué queda el final de la opereta chusquera en la que nos han metido Azcón y Chueca sin galga para frenar el carro de los desaciertos. En el país de los ciegos... Me viene a la cabeza el viejo chiste de aquel invidente que conducía una moto “Guzzi picaraza” llevando de paquete a un tartamudo para que le indicase a qué lado debía torcer el manillar ante la proximidad de las curvas. Pero el ciego, desoyendo las indicaciones del tartaja,  tiró recto por la puente, que esta seco. El previsto final lo dejo para otro día, aunque el lector se ya lo puede imaginar.