Leo que “la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) registró el pasado lunes 27 de octubre un escrito dirigido a la Secretaría de Estado de Memoria reclamando que se retiren todos los elementos que hacen referencia a la figura de Juan Carlos de Borbón, ya que fue jefe del Estado (en funciones) durante la dictadura franquista en dos ocasiones: entre el 19 de julio y el 2 de septiembre de 1974 y entre el 30 de octubre y el 20 de noviembre de 1975” (durante la tromboflebitis y la posterior larga agonía del dictador) y que “para cumplir con el Artículo 35 de la Ley 20/2022 de Memoria Democrática deben eliminarse las referencias sobre el anterior jefe del Estado en denominaciones de calles, edificios y cualesquiera otros elementos”. Y hoy leo en La Razón que Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC) “considera que el proceso de resignificación del Valle de Cuelgamuros por parte del Gobierno es una ‘mutilación profana’ y asegura que hará todo lo que sea necesario dentro de la legalidad para impedir su ejecución". Se refiere a lo que él entiende como ‘mutilación profana’ a la eliminación de la escalinata de acceso a la basílica y a la creación de un centro de interpretación que tiene proyectado el Gobierno. Entiende Emilio Silva, activista por la recuperación de la Memoria histórica, que “sería mejor que el Gobierno gastara ese dineral en buscar a las familias de los miles de cuerpos que ha exhumado y que por una metodología equivocada no ha identificado”. ¿Qué otra metodología más eficaz conoce el señor Silva? Lo cierto es que en Cuelgamuros hay enterrados 33.846 cuerpos, unos en columbarios individuales y otros mezclados en grandes cajones. Hasta el momento ha sido identificados 21423 víctimas de ambos bandos. El resto, 12.410, figuran en los archivos de Patrimonio Nacional como “desconocidos”, con lo que resulta muy complicado encontrar familiares vivos de no se sabe quiénes que puedan aportar su ADN a fin de poder hacer un cotejo con esqueletos revueltos, algunos en muy mal estado de conservación. A mi entender, invertir 30 millones de euros durante cuatro años en Cuelgamuros para convertirlo en un centro de interpretación lleno de actividad y vida va a resultar arduo dificultoso, al tratarse de un siniestro lugar donde habita la mayor fosa común de este país, excavado y construido por prisioneros de guerra. Siempre planeará sobre el Risco de la Nava el fantasma del sátrapa gallego que ahora duerme el sueño eterno en Mingorrubio. Lo cierto es que aquellas obras aportaron pingües beneficios a determinadas empresas adjudicatarias: San Román (filial de Agromán) perforó la roca. Estudios y Construcciones Molán construyó la nave, José y Juan Banús hicieron la carretera que discurre desde la entrada al Risco de la Nava. En 1952 se unió a las anteriores la empresa Huarte y Cía. Esas empresas tenían a su disposición a los presos, que trabajaban para ellas por medio de una especie de subcontrata con el Estado. Banús fue el constructor de barrios populosos como el de El Pilar, el de La Concepción y la colonia Mirasierra, todos ellos en Madrid. Su hermano Juan construyó Puerto Banús, en la Costa del Sol. José María Aguirre Gonzalo, (fundador de Agromán), presidió años más tarde Banesto y el Banco Guipuzcoano. Huarte se integró en OHL (Obrascon, Huarte, Laín), presidida por Juan Miguel Villar Mir, conocido empresario que se hizo popular al presentarse a las elecciones para la presidencia del Real Madrid y que fue Director General de Empleo en 1964 y del Fondo Nacional de Protección del Trabajo en 1967. De los esclavizados prisioneros de guerra (que levantaron aquel triste armatoste de hormigón en el término de San Lorenzo del Escorial para que Franco no fuese menos que Felipe II) nunca más se supo. Esa es la verdadera historia.
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P.D.- Una bisnieta de Mussolini, Orsola, encabezará en Madrid los actos de exaltación fascista de Falange Española por el 20N. Ya deben quedar pocos 'camisas azules'. Será lo más parecido a un grupo del IMSERSO llegados en autobús a Orihuela del Tremedal en visita turística para disfrutar del agreste paisaje natural de la Sierra de Albarracín. Vale.