Con
algunos libros me sucede algo parecido a algunas viejas películas. Cuanto más
los releo o las vuelvo a ver proyectadas más me gustan. Siempre encuentro tanto en los
libros como en las películas, como digo, algún matiz que se me había pasado
desapercibido. Y me vuelven a sorprender. Hoy haré referencia a un libro de
bolsillo de don Claudio Sánchez-Albornoz(“Aún. Del pasado y del presente”,
prólogo de Hilda Grassotti.- Espasa
Calpe, Madrid.-1984). En su segunda parte (“Del
presente”, cap. VIII) Sánchez-Albornoz, todavía mudado en Buenos Aires con
cerca de 90 años a sus espaldas, hace referencia al servilletero de su abuela
que siempre estaba sobre el mantel argentino a la hora de comer y que le
retrotraía con recuerdos inolvidables. Era el único recuerdo que conservaba en
la diáspora de sus antepasados. Todo lo demás, todo lo que conservaba en su
casa de España de algún valor, como algunos cuadros heredados y su espléndida biblioteca,
le fueron robados por las tropas rebeldes y los falangistas al comienzo de la
guerra civil. Aquel servilletero, según describe en su libro, “es de plata maciza y está ornado con dos
escenas de caza a caballo. Un jinete armado con flechasenfrenta a u jabalí al que acosa un perro. Y
la escena se repite a uno y otro lado del artístico recuadro que brinda las iniciales
de la progenitora de mi madre”. Un poco después, en un salto en el tiempo,
recuerda “cuando el 22 de diciembre de
1932 murió mi esposa dejándome tres hijos pequeños, mi madre los acogió en su
regazo. Fuimos a vivir juntos y en nuestro departamento de Ferrer 2 se unieron
los viejos óleos familiares y las familiares antigüedades de las dos familias.
Por herencia de sus respectivos abuelos mis padres poseían muy bellos retratos
de sus antepasados. Uno de ellos había tenido la humorada de hacer retratar a
su cocinero francés M. Jean…”. (…) “De aquel robo dio en su día noticia
indirecta el marqués de Moreten
el Boletín de la Sociedad Española de
Excursiones”. Aquí deseo hacer una precisión necesaria. Supongo que Sánchez-Albornoz
se referiría a Julio Cavestanyy de
Arduaga (1883-1965), marqués de
Moret consorte (al estar casado con María Pilar de Labastida y Moret, II marquesa de Moret y poseedora del
título nobiliario, tras su rehabilitación por Franco al estar vacante desde 1935), e historiador de Arte, ya que
el Marquesado se lo concedió Alfonso XIII
a María de las Mercedes Moret y Beruete
en 1914 en recompensa por los méritos de su padre, el ilustre político Segismundo Moret. Por no alargarme,
estoy seguro que con el servilletero de plata de don Claudio se podría haber
construido un excelente relato literario o un guión de cine. Me lo estoy
pensando.
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