martes, 10 de marzo de 2009
Pasión por la radio
Dos de la madrugada. Vasos vacíos sobre la mesa, cigarrillos machacados en el cenicero y silencio de coches sobre el asfalto grasiento e infernal. Sólo la radio se digna acompañarme con música cutre. La voz del locutor, entre la ronquera y la parsimonia, camina con los conductores de camiones, insufla esperanza a los enfermos y amiga con quienes no pueden conciliar el sueño. Una espesa niebla a modo de manto oculta las casa de enfrente y da a los báculos luminosos un aspecto tétrico y fantasmal. Enciendo otro cigarrillo al tiempo en que una voz femenina recita unos versos de Machado:"...y todo un coro infantil/ va cantando la lección:/ mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón". Luego una música: Albinoni. La calefacción se ha quedado fría con ese frío que sólo tienen los pies de los muertos. La radio entrevista a un personaje sobre el que nunca he oído hablar. En sus respuestas hay ese tono distendido delas horas que preceden al alba, cuando los escépticos estamos convencidosde que ya no se va a volver a hacer de día. Adoro la noche, con sus gatos pardos, su solapada perfidia y sus sombras chinescas. En el vaho del cristal puedo escribir tu nombre, pequeña, y el de todos los amigos muertos desde el momento mismo en que me fallaron para siempre. Es imposible distinguir nada por la niebla. Sólo se escucha el crujido que marzo produce en los asideros del alma.Flores de papel sobre el escritorio y pajaritas incapaces de volar. La papiroflexia ayuda, como ayuda la tila y esas infusiones de no sé qué. En la radio escucho a Perlita de Huelva.Se me cierran los ojos con la misma sinrazón que los empresarios bajan la persiana porla crisis. Un taxista atropella a un perro olvidado. Un frío de mal fario me recorre el cuerpo como una culebrilla. Ahora llegan las noticias. Todo son desastres, descarrilamientos y alarmas. Me quedo dormido sin molestarme en desenchufar la vieja "clarión" de baquelita. Hace frío y el relente no ayuda. ¡Ay, chiquilla, como las gastan quienes se abren paso a codazos! Sí, pequeña, esos del puño y la rosa...
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