viernes, 19 de diciembre de 2008

Sobre cuerpos, almas y lo de más allá

No piense el lector que me estoy refiriendo a "Cuerpos y almas", la espléndida novela de Van der Meerch. Tampoco a "Cuerpos, almas y todo eso", que escribiese Santiago Lorén, no recuerdo ahora si matando el tedio cuando ejerciera de ginecólogo en Calatayud. A lo que yo quiero referirme, aunque de forma somera, es a la pretensión de Belloch por consolidar un Cuerpo de Voluntarios de forma permanente. Se trata de agrupar a aquellas personas que sirvieron de forma altruista en la Expo del Agua. Un Cuerpo, supongo, como el de bomberos, el de la Guardia Civil, o el de Correos. Un Cuerpo de Voluntarios, digo, siempre alerta a la hora de corear vítores y claquear aplausos en cualquier evento cuando fuera menester. Se trata, supongo, de esa legión de muchachos de impasible ademán, con edades comprendidas entre los más de cien años que tenía el último pregonero de las Fiestas del Pilar y el último de la fila, o sea, mi vecino del quinto izquierda, que ahora anda recitando a Pablo Neruda durante las horas de sol en la explanada de la Estación del Norte. El Cuerpo de Voluntarios de Belloch deberá disponer de bandera e himno oficial, y aplicarse con devoción de novicia en el estudio profundo de flores y raíces, fanerógamas y criptógamas, angiospermas y gimnospermas, hasta ponerse al día y estar a la altura de los empleados de los Viveros Joven, con el necesario pragmatismo y siempre con miras a atender a los turistas en la la próxima Exponabo, ya que está al caer el bisiesto 2012.

Este alcalde, que siendo ministro injertó Interior a Justicia para hacer una sóla cartera, pretende ahora injertar ramas de ciruelo a las del olmo hasta conseguir que el ulmáceo, además de disponer de hojas ásperas por el haz y lisas y vellosas por el envés, produzca naranjas de la China. El resultante y altruista Cuerpo de Voluntarios deberá, por tanto, mantenerse en forma. Será necesario, nuestro deber y salvación, que formen centurias y que bién uniformados y pertrechados practiquen gimnasia sueca en las riberas del Ebro, junto al azud de las desdichas, al menos dos veces por semana. Eso sí, con la excepcicón del señor centenario, al que se le permitirá permanecer sentado en un selecto servicio de ambigú, que antes deberá inaugurar a la orilla del Ebro el flamante vice-alcalde, tan pronto como tome posesión de su cargo. También, el recién creado Cuerpo de Voluntarios, junto a los escopeteros del Rabal, desfilará con trompetas y tambores en cada inicio de las fiestas pilaristas, y en todos aquellos eventos en los que sean requeridos sus servicios por la autoridad competente; verbigracia,la inauguración de bloques de viviendas sociales en tierra de desheredados, la concesión de la flor natural al presidente de la Asociación de Ex-concejales Democráticos, o el nombramiento de segundo vice-alcalde en la persona Lola Ranera, que aparece fotogénica en el interior de las páginas de "Nuestra Zaragoza". La misma edil que nos recuerda cada quince días a los vecinos de la Margen Izquierda que los locales de "La Azucarera" serán un "contenedor de servicios". ¡Chupa del frasco, Carrasco! Así empezaron los chicos de la posguerra cuando les uniformaron con camisa azul y boina roja. Aquellos muchachos repartidos entre "flechas" y "pelayos" que se iban de vacaciones veraniegas a Navaleno. ¡Qué miedo me dan estas cosas! Sí, ya sé que aquello no tiene nada que ver con el pretendido Cuerpo de Voluntarios, aunque por algo se empieza. Es curioso, los desafueros casi siempre se inician por las cosas más nimias.

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