No está en mi ánimo tomar el título de mi blog de hoy de Antonio Tabucchi. Por una simple razón. Pereira era un viejo y sensible periodista de la Lisboa de 1938, que sostenía, por ejemplo, que "la capital portuguesa refulgía en el azul de la brisa atlántica", "que desde hacía tiempo había cogido la costumbre de hablar con el retrato de su esposa, (...) que le pedía consejos", etcétera. El humano Pereira, el mismo que había invitado a la señora con la pierna de madera a acompañarle en el asiento del vagón-restaurante, que se pasó toda una noche intentando traducir y adaptar "Honorine" de Balzac, que nadó en el mar de Espinho hasta aferrarse a una boya, que contrató a un muchacho para hacer necrológicas anticipadas y que, finalmente, hasta escribió sobre el asesinato del periodista Francesco Monteiro Rossi, el humano Pereira, digo, nada tiene que ver con Arturo Virosque, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, presidente a su vez del Consejo Autonómico de Cámaras de Comercio de la Comunitat Valenciana y, por si eso fuese poco, también vicepresidente de Bancaja. Este ciudadano arremetió días pasados en unas declaraciones a la Cadena Ser, tal y como contaba ayer el diario Levante.
Sostiene Virosque que "los empresarios ya no creen en los políticos porque son todos unos embusteros", que "los jubilados dejarán de cobrar la pensión en 2012", que "los españoles tendremos que emigrar, saldremos de España en patera", que "la crisis va a durar 10 años aunque la crisis en España durará 20 ó 30 años", etcétera. No sigo. No merece la pena continuar leyendo en el diario Levante las frases sin sentido de semejante catastrofista.
No tendrían importancia tales afirmaciones, a mi entender, si estuviesen pronunciadas por ciudadanes resentidos y de bajo nivel cultural en la barra de un bar de barrio. Tampoco tendrían valor alguno esos contundentes asentimientos si se tratara de la respuesta de una sibila de chicha y nabo en el ámbito de un programa-basura. Ya estamos acostumbrados desde hace tiempo a cosas así, e incluso peores.
Lo que no es de recibo y causa estupor escucharlas es que tales gratuitas afirmaciones vengan de Virosque, Presidente de la Cámara de Comercio de Valencia y vicepresidente de Bancaja. Las Cámaras resuelven un papel importante dentro de la sociedad española, al constituirse en promotoras de ilusión a la hora de abrir espacios económicos, tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Ayudan a la exportación de nuestros productos de consumo, de lo que estamos tan necesitados. Otra cosa es cómo se financian. En concreto, la Cámara de Comercio de Valencia dispuso en 2008 de tres exacciones: el 2% sobre las cuotas tributarias del IAE; el 0'75% sobre la cuota líquida positiva del Impuesto de Sociedades; y, además, el 0'15% sobre los rendimientos netos de las actividades empresariales y del IRPF de algunas profesiones liberales,(las incluidas en el artículo 6 de la ley 3/1993).
Por otro lado, lo que tampoco es de recibo, es que tales afirmaciones vengan del vicepresidente de Bancaja. No voy a extenderme ahora en cómo funcionan estas entidades de ahorro que, por sus características, no tienen que dar cuenta a sus accionistas (como sucede en la Banca Privada) por la simple razón de que no tienen. Tampoco me extenderé en la importancia que la política partidista ejerce sobre tales entidades de ahorro. Ello requeriría, como poco, la soporífera conferencia de un experto en esas farragosas cuestiones. Las diversas cajas, constituidas en Confederación, mantienen en un eslogan que en su trabajo "nunca hubo un interés más desinteresado".
Sostiene Virosque que los jubilados dejarán de cobrar la pensión en 2012, es decir, dentro de tres años, coincidiendo con las próximas elecciones generales. Una de dos, o desconoce los Pactos de Toledo, o pretende llevar el temor de todos, trabajadores y cesantes, al ascua del partido político que le izó al sillón de Bancaja, a la poltrona de la Cámara y al sitial preferente junto a los Evangelios. ¿Ah, que todavía no le ha concedido Rouco Varela tal privilegio? Paciencia, todo llegará. Es cuestión de tiempo. En este país ya se sabe: o te canonizan a fuer de soltar dinero a fondo perdido al búnker, o terminas con tus huesos en el fondo de un pantano. Hay amores que matan.
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