Desde que tengo internet y he aprendido a manejarlo de forma rudimentaria, me paso el día leyendo artículos de prensa. Si les digo la verdad, tengo la cabeza hecha un lío. Sin embargo, a veces es conveniente echar "la moviola" marcha atrás y repasar cuestiones que, en su día, pasé por alto. Así, en su artículo "La banca tiembla" (La Razón, 4.9.08), César Lumbreras señalaba que "algunos bancos, que habían prejubilado durante los últimos años a los empleados directivos más antiguos, han pedido socorro a alguno de ellos". Son quienes conocen el truco del almendruco.
Se han disparado los índices de impagados y morosos. El Gobierno se ha reunido con los banqueros. Botín, Ron y compañía tienen anginas y está claro que no tragan. El ministro Sebastián informa de que "al Gobierno se le está terminando la paciencia". Pepiño Blanco, que no pertenece al Gobierno, le desmiente. El ministro Solbes hace mutis por el foro. Algunos ciudadanos tenemos la mosca detrás de la oreja y nos hacemos eco de rumores de la caleta, que no es precisamente la de Albéniz, si hombre, la del tío abuelo de Gallardón. ¿Será cierto que los empresarios del ladrillo han dejado en la Banca un agujero negro de 300 mil millones de euros? El presidente del Gobierno habla, habla, habla, como si le hubiesen dado cuerda. Como si hubiera bebido pacharán de garrafa para celebrar la comunión de un sobrino. Pero, ¿qué dice? No hay quien le entienda. Lo vemos apretando la mano del segundo de a bordo del Vaticano, que, más que un Estado, es un territorio de opereta inventado por Mussolini hace casi noventa años. También vemos al Rey por televisión, haciendo una inclinación de cabeza ante el advenedizo. Y a la vicepresidenta De la Vega, que deslumbra con su trapío. ¿Quieres un collar? De brillantes. Pero, ¿no había venido a España este purpurado a título privado, para dar unas conferencias no sé dónde? ¿Entonces, ¿a qué viene tanta parafernalia? ¿Es acaso por puentear a Rouco? Eso, que rabie. Me parece que alguien con autoridad bastante debería explicar a la ciudadanía lo que se esconde dentro de este cajón de relojero. ¿Va a haber prórroga del Concordato de 1979? Pero si casi es preconstitucional. Vamos, que con el espejito del despiste donde se refleja el sol de invierno nos están haciendo "la rata". ¿Merecemos los españoles tamaño mareo? No lo sé. Se me antoja que el Gobierno de España anda más ocupado con el fasto que con la eficacia. Así mal, pero que muy mal.
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