El rey honorífico Juan Carlos de Borbón acaba de publicar sus memorias, que no he leído, de de las que solo conozco retazos por la prensa. Y por lo que he leído por aquí y por allá se me antojan como unos evangelios apócrifos (‘fabulosos") para lectura navideña, con una connotación de falsedades evidentes revestidas de un aura mágico, como extraído de un cuento de Calleja para lectura de sietemesinos. Yo, como dice uno de mi pueblo, tengo anginas y no trago. Hoy escribe José Antonio Martín Pallín en Público, bajo el epígrafe “Las (des)memorias del rey honorífico” (que no emérito), donde el anterior jefe del Estado ha declarado que "ha sido absuelto de todos los cargos, lo que no responde a la realidad. Las diligencias de Fiscalía relatan los hechos delictivos anteriores a su abdicación en 2014 y los que se producen con posterioridad a ese año, y que pueden consultarse en internet en las diligencias de investigación 40/2020 de la Fiscalía General del Estado (71 páginas). Allí se detectan -dice Martín Pallín- actuaciones delictivas que pudieran ser calificadas como cohecho, blanqueo de capitales y fraudes a la Hacienda Pública, que se consideran prescritas”. El rey honorífico ha manifestado al diario francés Le Figaro que ha sido absuelto por los tribunales españoles. De momento no es del todo cierto -según el exmagistrado del Tribunal Supremo- “porque todavía no ha terminado la andadura judicial de una querella presentada por defraudación fiscal”. En fin, confío en que algún conocido de taberna lea las ‘memorias’ del rey honorífico; y que, con posterioridad a esa lectura, me haga una glosa somera de su contenido, que uno ya no está para síncopes ni ataques de carcajeo. Tampoco para gastar el dinero en algo que ni me va ni me viene.
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