viernes, 6 de abril de 2012
Procesiones
Zaragoza, 12 de la mañana de Viernes Santo. Iglesia de San Cayetano. Una procesión de blanco y capirote verde, la cofradía de Las Siete Palabras, se dispone a hacer su salida por la trocha de costumbre. El cielo pinta negro. Se abren los portalones de la iglesia con frontal barroco y asoman los primeros cofrades con clamor de trompetería, tambores, incensarios y faroles, abriéndose en dos columnas paralelas. Caen las primeras gotas de lluvia. No parece importar demasiado. En la puerta aparece la peana portando un cristo crucificado hecho en madera de abedul. Sale silente. Detrás, las damas de negro, con rosarios plateados entre las manos, zapatos de medio tacón y peineta española. Avanzan unos metros. Detrás, un cura revestido, los “mandamases” de la cofradía y una autoridad pública desconocida para el común de los ciudadanos, pero que alza la barbilla más galán que Mingo. Comienza a caer granizo. Se para la procesión y los cofrades hacen retroceder la peana hasta que entra de nuevo en la iglesia. Se cierran las puertas. La televisión autonómica enfoca todo lo que acontece en la plaza del Justicia. Se abren también los paraguas, la gente se refugia bajo los aleros y las damas de negro se refugian, unas en la iglesia y, otras, en el vestíbulo del Colegio Notarial. Al poco cesa el granizo. Los “mandamases” de la cofradía intentan ponerse de acuerdo en el interior de la iglesia sobre si debe o no salir nuevamente la procesión. Hay cámaras en el interior para que pueda observar el televidente qué sucede a puerta cerrada. Las explicaciones en “off” corren a cargo de María José Cabrera. Un viandante con aspecto de vivir a pupilaje lee con avidez “La Gaceta” refugiado en la entrada de un portal. “La Gaceta” cuenta en titulares que “la Legión desfila en 30 procesiones después del veto laicista de Chacón”. Y en la misma página, que “el Ayuntamiento de Villava coloca la bandera de España, pero enrollada”. No para de llover. Ahora lo hace con mansedumbre. Después de mucho cavilar se ponen de acuerdo y la procesión vuelve a salir pero con la intención de hacer un recorrido más breve. Y la televisión vuelve a enfocar los exteriores, donde las dos filas de cofrades aporrean el tambor y dan escolta a siete faroles con las siete frases atribuidas al Nazareno en la cruz. Se ofrece un primer plano del cofrade que porta el primero de ellos, con la leyenda “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Sigue lloviendo y la talla policromada lleva camino de echarse a perder. El cielo pinta cien grises y la procesión marcha por la calzada de la calle Manifestación entre ardorosas elegías metafísicas.
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