lunes, 2 de abril de 2012

Cirios y capirotes


Veamos: una cosa es la procesión de Viernes Santo y otra muy distinta los traslados de imágenes, acompañadas con toda la parafernalia de trompetas y tambores. Durante una semana entera, Zaragoza, la ciudad en la que resido, es un caos de circulación con el añadido de las obras del tranvía del alcalde Belloch, que más parece la construcción del Transiberiano que otra cosa. La ciudad, como digo, está hecha unos zorros y si hacemos caso a las cofradías, este año se van a recortar los adornos florales y las luces en los pasos. Según leo en Heraldo de Aragón, “se van a incorporar luces de led en lugar de baterías”, e incluso “los cofrades aguantarán un año más con el hábito y, en lugar de cambiarlo, les harán arreglos”. Hombre, a mi entender, el hábito no es prenda que se deba cambiar todos los años sino que suele resistir varias generaciones. El presidente de la Junta de Cofradías, Juan Murillo, está en todo. Según ha comentado a ese periódico, hasta “se trabaja en un plan de contingencia meteorológica para el caso de que aparezca la lluvia en el transcurso de las procesiones”. Ese plan consiste en que, por si lloviese, se tiene pensado dejar abiertas de par en par todas las puertas de las iglesias situadas en cada recorrido procesional para que puedan servir de “burladero de cuadrillas”, es decir, proteger las peanas con los pasos de la lluvia. Juan Murillo podría aplicar otra técnica más simple, o sea, tapar las imágenes con plásticos y continuar el recorrido. Sigue contando el periódico de los Yarza que “el presupuesto total –de las procesiones-está entre los 60.000 y los 70.000 euros” y se lamenta de que “a las puertas de la Semana Santa, todavía muchas instituciones no habían confirmado su aportación habitual”. Caro, una cosa es llenar las calles de capirotes, cirios, tambores y damas con peineta y otra distinta pretender recibir socorros del Gobierno autónomo y de los ayuntamientos con cargo al contribuyente, que ya no sabe cómo apretarse más el cinturón. En un Estado aconfesional debieran ser las cofradías quienes soportasen los gastos de sus desfiles procesionales. Al menos, a mí así me lo parece.

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