Tic, tac, tic, tac...
Todo apunta a que Yanis Varoufakis será el próximo ministro de Economía en Grecia.
Como recuerda hoy Juan Carlos Escudier en el
diario digital Público, “la solución
al drama, que parece no serlo tanto a tenor del comportamiento de los mercados
al día siguiente de la apabullante victoria de Syriza, la daba el propio
Varoukafis: A nuestros socios europeos les debemos 280.000 millones de euros.
Pues bien: emitiremos nuevos bonos por esa cifra, con exactamente el mismo
calendario de pagos que ahora mismo habíamos acordado pero ligado al
crecimiento del PIB nominal, no al real. El FMI y el BCE aseguran que nuestro
PIB nominal crecerá un 7% al año en los próximos 20 años. Si es así,
devolveremos el dinero que nos han dejado. Pero si el PIB nominal crece entre
el 5 y el 7%, pagaremos un tercio del dinero que nos hemos comprometido a
pagar. Y si está por debajo del 5% no pagaremos nada ese año. En 2038 esos
bonos expiran, y lo que hayamos podido pagar lo habremos pagado y lo que no,
no. Se trata de condicionar el pago de la deuda a la marcha de la economía
real”. Alemania, principal acreedor de esa inmensa deuda, se empieza a rascar
el colodrillo. A Merkel habría
que recordarle, si fuera necesario, la quita del 62% que se le hicieron los
países aliados en 1953 sobre 50.000 millones de marcos, que fue el coste
estimado de la “aventura alemana” provocada por la locura de Hitler. De no haber sido así, de no
haberse producido aquella importante quita, posiblemente hoy Alemania se
encontraría en una situación económica diferente. Por fin, en Grecia gobernará
un ciudadano griego y no la canciller Merkel, como sucede en España tras la vergonzosa
bajada de pantalones de PP y PSOE con aquella modificación del artículo 135 de la Constitución sin
consultar a la ciudadanía, llevada a cabo en el verano de 2011 (de forma
precipitada y sin prever su consecuencias) para garantizar el equilibrio
presupuestario de las Administraciones Públicas, y la prioridad absoluta del
pago de la deuda pública sobre cualquier otro objetivo. No olvidemos que, un
año más tarde, la prima de riesgo alcanzó los 649 puntos básicos, dejando a
España al borde de un rescate completo por parte de la troika, riesgo que sólo
se mitigó con la intervención del Banco Central Europeo y la puesta en marcha
de su programa OMT. El triunfo de Alexis
Tsipras, en Grecia, es consecuencia del cansancio ciudadano ante la oligarquía y
la corrupción endémica. Es un serio aviso para la España. La cosa no ha
hecho más que empezar, afortunadamente.
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