Lidia Falcón, en su artículo “La Transición fue una
traición”, en Público, mete el
dedo en la llaga y arremete contra Cayo
Lara, cuando éste afirma que “la generación que vivió la dictadura sabe lo
que es la Transición”.
Lidia señala que “los grandes beneficiarios fueron los que estaban en el poder
y que no lo abandonaron”. Y todo ello –escribe- “desde el momento en que el
Partido Comunista acepta la
Monarquía, el himno franquista y la bandera borbónica; el
mismo Ejército que había masacrado a su pueblo, la misma Iglesia que había sido
cómplice del genocidio español, y consiente en mantener intacto el reparto de
la riqueza, el poder de la banca, de los grandes consorcios industriales y de
los latifundistas del sur y del oeste de España, y aprueba la Ley de Amnistía del 77 que
dejaba impunes a los asesinos fascistas, la rendición de las clases
trabajadoras era sin condiciones. Tan sin condiciones que un año antes de
aprobar la Constitución
se firmaban los Pactos de la
Moncloa para entregar todo el poder al capital y dejar al
proletariado sometido a la patronal”. Juan
Carlos de Borbón, que ya tiene hasta
su propio evangelista (Fernando Ónega)
está pasando en Beverly Hills las
fiestas navideñas, según leo en Vozpópuli.
Y allí se le ha podido ver cenando en uno de los restaurantes más lujosos.
Mientras, en España, la defensa de su hija Cristina
sostiene que el juez Castro actúa en
“fraude de ley” por no poder apelar al auto de apertura de juicio oral. Los
españoles miramos a las nubes que pasan. Según Lidia Falcón, “somos el país con
más desaparecidos del mundo, en proporción a su población, después de Camboya.
Y el más desgraciado. (…) Nunca se ha investigado la fortuna de los Franco, de la que siguen disfrutando
sus herederos. Nunca se ha enjuiciado a Manuel
Fraga, a Serrano Suñer, a Arias Navarro, a Martín Villa, que mantiene las mismas prebendas y negocios". Pero no
pasa nada. Ya se ven los brotes verdes y se escuchan a lo lejos los sones de
las trompetas de Jericó.
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