domingo, 3 de abril de 2011

Hipocresía

Escucho con demasiada frecuencia que la prostitución callejera se intensifica, sobre todo en los alrededores de los polígonos industriales y a plena luz del día, por la crisis económica. La culpa de lo que está sucediendo por estos pagos con respecto al meretricio callejero no es distinto a lo que acontece en otras capitales de provincia ni en otras periferias de grandes ciudades europeas. Personalmente siento tristeza por la degradación a que las circunstancias "obligan" a determinadas personas de ambos sexos a tener que ganarse la vida, en unos casos, y a tener que mantener a unos sinvergüenzas, en otros. Pero no cabe duda de qu, si existen prostitutas, es porque hay hombres que demandan sus auxilios. La prostitución siempre ha existido. Es la "profesión" más antigua del mundo. No la critico si se ejerce en libertad. Menos aún cuando se realiza como opción personal de subsistencia. Lo malo es la degradación del ser humano, en muchos casos mujeres extranjeras llegadas a España mediante engaños de indeseables proxenetas hasta límites infinitos, para ser obligadas a ejercer su "trabajo" sin la menor protección.  Lo más execrable es que coexistan chulos que vivan a cuerpo de rey a costa de la esclavitud de personas engañadas con promesas de trabajo en su lugar de origen y tiranizadas en su destino final. En esos casos, que por desgracia van en aumento en España, es cuando debería actuar la Fiscalía de oficio. A mi entender, una cosa es que acudan inmigrantes huyendo de una pésima calidad de vida a un país de la Unión Europea donde se garantiza por ley el amparo de un Estado de derecho; y, otra, observar en los polígonos industriales a plena luz del día cómo la necesidad acuciante de dinero obliga a determinadas personas a envilecerse a precio de “saldo”. Un Estado no es, como algunos suponen, un territorio con unas fronteras marcadas, sino los ciudadanos que lo conforman. Por otro lado, hasta no hace mucho tiempo, resultaba patético comprobar cómo cierta prensa de ideología conservadora, por un lado se ensalzaba el respeto necesario a la moral y a las buenas costumbres, y, por otro, dedicaba páginas enteras en la sección de "anuncios por palabras" a ese comercio carnal. Por fortuna eso ya no sucede. España es un Estado de derecho donde se persigue a los proxenetas y la trata, como no puede ser de otra manera. No todo vale de cara al lector de periódicos con tal de incrementar la cuenta de resultados de cierta prensa, en muchas ocasiones subvencionada y con escaso lectores.

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