martes, 12 de abril de 2011
El cuento de La lechera
Entre las propuestas económicas de Mariano Rajoy presentadas ayer a la canciller alemana Ángela Merkel referidas al fomento del espíritu emprendedor, el líder de la Oposición ha dejado claro que “España necesita un millón de empresarios en los próximos cinco años”. Es decir que, a juicio de Rajoy, si de los cuatro millones y medio de parados que existen hoy en España “evaporamos” un millón al convertirlos en empresarios, ya sólo quedarán tres millones y medio de ciudadanos sin empleo.Y, en el supuesto de que cada nuevo empresario contrate a tres desempleados para su nuevo negocio, España asumirá sin ningún tipo de problema un desempleo residual insignificante. Vamos, como en Suiza. Lo que ya no sé es si ese posible millón de nuevos empresarios se dedicará a hacer botijos para vendérselos a los turistas en temporada de verano, si pondrán bares de tapeo a diez metros unos de otros a lo largo de cada calle, si deberán establecerse con mercerías para la venta de cremalleras, hilos de tricotar y botones de bragueta, o habrán de dedicarse en cuerpo y alma a pequeños oficios casi perdidos, verbigracia: molineros, herreros, espigoleros, toneleros, silleros, colchoneros, boteros, fabricantes de abarcas de goma, o de zuecos, etcétera. La idea no es mala aunque ineficaz. Posiblemente, tan peregrina solución se la habrá dado a Rajoy uno de sus primos, José Javier Brey Ábalo, el catedrático de Física Teórica que tanto sabe sobre del cambio climático. El otro primo, Raúl, fue detenido por el presunto secuestro de un empresario gaditano, conque queda descartado automáticamente de dar clarificantes ideas sobre el particular. Con eso de las pymes, que parece simple, hay que tener mucho cuidado. Muchos de esos pequeños empresarios que las componen, que carecen de oficina para poder ir a protestar cuando algo sale mal, que te preguntan si deseas o no factura, que contratan cuadrillas de chapuceros insolventes, y que ponen en las tarjetas que echan en los buzones “Pinte la casa. Arregle su cocina y alicate el cuarto de baño en dos días. Dispongo de todos los gremios”, suelen dar el mismo resultado que el hecho de adquirir un pequeño utilitario que pierde aceite por el tapón del cárter y agua por el radiador, con el que proyectamos recorrer los fiordos noruegos aprovechando unos días de vacaciones. A mi entender, en España faltan empresas de fuste que contraten un importante número de trabajadores y sobran ganapanes. De hecho, un total de 67.303 pequeñas y medianas empresas echaron el cierre en España el pasado año, según los datos de empresas inscritas en la Seguridad Social. En la praxis, y ahí están los datos proporcionados por Cepyme, ejercer en España mando directo sobre tres o cuatro personas solo da juego en los cuarteles. Por eso existe el empleo de cabo.
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