martes, 12 de abril de 2011
Convulsión en la caverna
Señala Manuel Martín Ferrand hoy en ABC que “las mociones de censura no son solo para ganarlas; sino, sobre todo, para poner en evidencia la vaciedad y torpeza de un Gobierno y presentar la potencialidad de la alternativa”. Sí, muy bien. Ha quedado claro. Pero en cualquier cabeza pensante cabe que, cuando se presenta una moción de censura al Gobierno de turno, al margen de que pueda ganarse o perderse, es condición necesaria para el grupo político que la presenta la propuesta de una alternativa, de un programa político definido. El Partido Popular, que tanta prisa tiene ahora por un adelanto electoral, nunca se ha atrevido a presentarla. Los motivos fundamentales son dos: uno, la falta de apoyos parlamentarios; y, dos, la absoluta carencia de un programa alternativo coherente. Cada día que transcurre, crecen las prisas en la Oposición. La razón de esa prisa por la convocatoria a las urnas, tanto a las municipales y autonómicas como a las generales es evidente, y así lo traslada Manuel Martín Ferrand en su columna “De mal en peor”: “Hace solo unos meses parecía rotunda la próxima victoria del PP en las elecciones autonómicas y municipales de dentro de cuarenta días e incluso, con mayoría absoluta y todo, en las legislativas del año que viene. El pronóstico sociométrico se completaba entonces con la observación del fracaso, objetivo y mensurable, de las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, de repente, desde que el decadente líder socialista anunció su retirada, las cosas ya no están tan claras y el PSOE, responsable único de la catástrofe en la que nos hemos instalado, parece reanimarse”. Ante tal oscuro panorama para la Derecha, la situación en el tablero político de Mariano Rajoy es inquietante para él, para sus compañeros de partido y para Aznar, ese cacique cavernícola que en su día lo eligió a dedo.
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