viernes, 22 de abril de 2011

El dragón, la princesa y los segundos carnavales


Hoy, Viernes Santo, en Zaragoza han sacado las imágenes a la calle para ser procesionadas, algunas de ellas cubiertas con un impermeable por temor a la lluvia. Mañana, san Jorge, sacaremos a la calle ese dragón que escupe fuego. Cuenta la leyenda que en cierta ocasión llegó san Jorge a una ciudad llamada Silca, en la provincia de Libia. Cerca de la población había un lago tan grande que parecía un mar donde se ocultaba un dragón de tal fiereza y tan descomunal tamaño, que tenía atemorizadas a las gentes de la comarca, pues cuantas veces intentaron capturarlo tuvieron que huir despavoridas a pesar de que iban fuertemente armadas. Además, el monstruo era tan sumamente pestífero, que el hedor que despedía llegaba hasta los muros de la ciudad y con él infestaba a cuantos trataban de acercarse a la orilla de aquellas aguas. Los habitantes de Silca arrojaban al lago cada día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos, porque si le faltaba el alimento iba en busca de él hasta la misma muralla, los asustaba y, con la podredumbre de su hediondez, contaminaba el ambiente y causaba la muerte a muchas personas. Cada día, por sorteo, echaban al agua una oveja y a uno de sus habitantes. Cuando ya casi no quedaban habitantes le tocó el turno a la hija del rey, y éste hizo la proposición a sus súbditos de que, si se hacía una excepción con su hija, les entregaría la mitad del reino, más todo su oro y toda su plata. Pero el pueblo no aceptó la propuesta y amenazó al rey con quemarle vivo si se negaba a entregar a su hija a las fauces del dragón. El rey pidió ocho días de aplazamiento, al cabo de los cuales los súbditos volvieron a exigir la entrega de su hija. Les fue entregada y la llevaron camino del sacrificio. Pero por el camino se encontraron con san Jorge que terminó cortando el pescuezo a la fiera. Y cuando acabe la fiesta y termine la Semana Santa comenzará la campaña electoral y en los cartelones que se ponen colgados en las farolas aparecerán las fotos de los alcaldables y de las dos aspirantes a la presidencia del gobierno regional, o sea, Luisa Fernanda Rudi y Eva Almunia. Una, anunciando su plan neoliberal; y, la otra, lanzando cantos de sirena bajo el paraguas de ese nuevo san Jorge protector del aparato del PSOE que se llama Marcelino Iglesias. Y entre ambas mujeres sedientas de poder, como si se tratara de un sándwich, la triste figura de José Ángel Biel que, para no perder la costumbre, intenta hacer doblete, es decir, presentarse por el PAR a la presidencia de la DGA y, también, ir como segundo en las listas de ese partido para la Alcaldía de Teruel. El caso en no quedarse descolgado. Sabe él, como sabemos todos, que su vocación es poder continuar siendo bisagra y, por tanto, vicepresidente del Gobierno de Aragón en el supuesto de que el otro partido minoritario, la Chunta Aragonesista que maneja Nieves Ibeas, se quede fuera de juego. Yo, como no tengo miedo al dragón ni deseos de votar, seguiré comiendo torrijas, que se pueden tomar frías o calientes y han servido toda la vida como un buen postre y un excelente y saludable desayuno tanto en la época de Cuaresma, que ya ha terminado, como en la de estos segundos carnavales, que están al caer.

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