sábado, 18 de julio de 2009

ESTUPOR

Me llena de estupor que FAES, presidida por Aznar, haya felicitado mediante un documento a los golpistas en Honduras por “haber frenado la expansión del chavismo en América Latina”. El deseo de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales es, según se desprende, que se convoquen elecciones en ese país, pero sin permitir la previa restitución de Manuel Zelaya. Eso es, supongo, como si a un ladrón se le perdonara el pecado por el hecho de arrodillarse en el confesionario y solicitar del sacerdote la absolución, sin necesidad de tener que devolver lo robado.
Hoy, 18 de julio, voy a echar la moviola histórica hacia atrás. El artículo 6 de la Constitución Española de 1931 decía textualmente: “España renuncia a la guerra como instrumento de la política nacional”. Sin embargo, en la cabeza de los amigos de los pronunciamientos, esos tipos indeseables que siempre pretenden “salvar a la patria” del caos para ellos siempre existente, desde Martínez Campos hasta Sanjurjo, la única fijación que persiste no es otra distinta que la de aniquilar al enemigo. Hace algo más de setenta años los había de todas las calañas, o sea, los amigos del orden, como Varela; los republicanos, como Queipo de Llano; los masones, como Cabanellas; los simpatizantes del fascismo, como Yagüe ; los que no supimos si cuando caminaban lo hacían hacia atrás o hacia delante, como el gallego Franco; la trama civil, como Primo de Rivera, que daba prisas para el golpe desde la cárcel de Alicante; Serrano Suñer, los Luca de Tena; Bolín; March; además de todo un rol de señoritos; sin olvidar a los jerarcas de la Iglesia Católica, que desde los púlpitos, o en las homilías, achuchaban a unos fieles mucho más dispuestos a creer en absurdos milagros de santidad que en las demostradas leyes de la Física.
Como señala Jorge M. Reverte, en “El arte de matar”, “la retórica de la violencia atruena. Desde todos los rincones de España se pronuncian los discursos que hablan de la guerra de clases, de exterminio del adversario. Las multitudes que claman a José María Gil Robles, líder de la CEDA, o Francisco Largo Caballero, el más importante dirigente del PSOE y de la UGT, hablan de una violencia que purifique España, que elimine de la faz de la tierra a los enemigos de clase”.
Parece mentira que José María Aznar López , responsable del Gobierno de España durante ocho años, presida una Fundación en la que un tal José Herrera, director adjunto de Relaciones Internacionales de FAES, tome partido a favor de Roberto Micheletti, autor del reciente golpe de Estado en Honduras. Si les digo la verdad, personalmente Zelaya no me parecía una persona digna de figurar en la lista de amigos, pero he de reconocer que había sido elevado a la Jefatura del Estado de ese país por su triunfo en las urnas, en 1982.

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