LA IDEOLOGÍA EN EL FÚTBOL

Señala Carles Castro en La Vanguardia que el fútbol también tiene ideologías. Así, los sondeos del CIS señalan que la izquierda de este país simpatiza mayormente con el Barça y la derecha con el Real Madrid y el Valencia. Sin embargo, el centroizquierda catalán se escora hacia el lado de los periquitos, o sea, hacia el Espanyol. Algo parecido sucederá en Sevilla, supongo, aunque no lo diga el CIS. Los que vivan en la Plaza de Cuba, el paseo de Colón o la calle Imagen, beberán los vientos por el Sevilla, y los vecinos de Pagés del Corro, el Altozano o San Jacinto, serán de izquierdas. Lo que ya no sabemos es de dónde serán forofos los que viven en Los Remedios, en la Puerta de la Carne, en Heliópolis, o en la Carretera Amarilla. Cuando el Real Zaragoza estaba en segunda división, hace cuatro días, y jugaba un partido contra el Huesca, decían que se celebraba un derby. ¿Derby de qué? A cualquier cosa llaman un mantón de Manila. Lo que sí está claro es que determinados deportes quedan de inmediato relacionados con alguien o con algo. Como en el pasatiempo de "cada oveja con su pareja". No es lo mismo jugar a la petanca que echar una partida de pádel. En el primero de los casos, enseguida nos viene a la cabeza un deporte tranquilo, para cesantes del Comercio y veraneantes franceses. En el segundo, de una reunión de pijos. Sucede lo mismo con los juegos de mesa. Una partida de guiñote es propia de proletarios ociosos a la hora del café. Pero no podemos decir lo mismo al referirnos al juego de bridge. Otra cosa es el dominó, que lo jugaban los indianos en mesa de mármol a su regreso definitivo a la bella tierruca; Manuel Fraga en Villalba, con el Estado en su cabeza; y José María Aznar en Quintanilla de Abajo, antes de ir de visita para echar un ratito con los monjes de Silos.