sábado, 18 de septiembre de 2010
Burbuja hipócrita
Recuerdo que el boom inmobiliario de la época Aznar fue la causa de que europeos del este y sudamericanos llegara por tierra mar y aire a España como si aquí se encontrase El Dorado. La población en este país creció de pronto en más de cinco millones de habitantes. La hipócrita Derecha sabía que llegaba mano de obra barata sin ningún contrato de trabajo y sin ningún tipo de seguro. Los hospitales se colapsaron, la enseñanza en las escuelas públicas volvió a ocupar todas sus aulas pese al “rechazo” solapado de la mayoría de los centros educativos manejados por miembros de la Iglesia Católica. Los obreros cualificados españoles llevaban a sus hijos a esos centros de adoctrinamiento creyendo erróneamente que, entre curas, frailes y monjas, la educación resultaba más “selecta”. ¡Pobres ignorantes! En primer lugar, casi todos los centros escolares manejados por el clero estaban subvencionados por el Estado. En segundo, en la enseñanza pública era donde se encontraban los profesores que habían aprobado un duro concurso oposición. No importaba. Los hijos de aquellos obreros, digamos que cualificados por decir algo, no podían ni querían mezclarse con una “la tropa” proveniente de no sabemos dónde, en muchos casos en patera, y entre hijos de gitanos. Aquellos obreros con espíritu capitalista, casi todos autónomos o empresarios con uno o dos trabajadores a su cargo, que hoy compraban una casa y mañana la vendían con la consiguiente plusvalía, que facturaban por módulos, que la mitad de sus trabajos se cobraban en negro y que siempre llevaban el último modelo de automóvil de marca alemana, “bendecían” la llegada masiva de aquellos desheredados de la fortuna y ponían el ejemplo de los españoles cuando tuvieron que hacer la maleta y marchar a Europa. Y, en aquella “burbuja de la hipocresía” ( la COPE, la prensa de Pedro Jota, la Iglesia Católica, determinadas asociaciones fascistóides y toda esa “gente de bien” que todavía no se había desprendido del tufo de la dictadura franquista, que comulgaba por Pascua florida y que se la cogía con papel de fumar), se establecieron unas lindes de difícil manejo. En el fondo, lo que subyacía era un gran complejo de inferioridad por parte de esos miserables. Ahora, con la crisis económica, cuando se ha desinflado la burbuja inmobiliaria, cuando casi no facturan por tener medio ruinosos su negocios por falta de crédito, cuando se han dado cuenta de que el saber no ocupa lugar en ese mundillo escalonado donde no caben más idiotas con olor a naftalina y alcanfor, descubren que los inmigrantes sobran y que deben marcharse por donde han venido. Francia ha sido la primera nación que ha comenzado a facturar a gastos pagados a rumanos y albaneses hacia sus países de origen. Zetapé ha reconocido públicamente estar de acuerdo con la medida de Nicolás Sarkozy y la Comisión Europea mira para otro lado ante las protestas de Unión Romaní. Malas trazas lleva este delicado asunto.
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