jueves, 9 de junio de 2011
Cambalache
La sombra de Trichet es alargada. Ya avisa de que subirán los tipos en julio. El que avisa no es traidor. Los acampados en Sol anuncian que levantarán el campamento el próximo domingo y Valeriano Gómez, el Gómez de toda la vida, rechaza las críticas de la Patronal y mañana, en el Consejo de Ministros, comenzarán la reforma de los convenios colectivos. Es el triunfo de los pelotilleros. Las pymes necesitan de los pelotas aunque no rindan, para justificar que a determinados trabajadores se les pueda subir el sueldo y a otros no. Claro que los empresarios tienen miedo a contratar, pero es por la falta de crédito. En época de vacas gordas no había ningún problema. En Zaragoza, el alcalde Belloch está tragando carros y carretas para que el “tripartito” le aúpe a la alcaldía. Belloch, alcalde en funciones (en funciones de tarde y noche) sabe que lo tiene crudo. Gobernar con la CHA y con IU es complicado. Aguantará tres meses. No más. Se marchará a Madrid, al Senado, en vista de la ingobernabilidad y nos dejará a un “damasco”, a Pérez Anadón al frente del Consistorio. O sea, una mierda pinchada en un palo. Ya lo hizo Rudi, cuando la llamó Aznar a Madrid para presidir el Congreso y nos dejó Zaragoza en manos de Atarés, que era carne con ojos. Pero la CHA pretende, entre otras cosas, que se quite el crucifijo del Ayuntamiento, lo contrario que ha hecho Cotino en Valencia, presidiendo unas Cortes lastradas por la corrupción. Habrá que tocar madera. El presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha concedido al rey Juan Carlos el Premio Estatal 2010 para actividades humanitarias, dotado con cinco millones de rublos (250.000 euros). Y el Rey, lo ha donado a Lorca. Un detalle, pero nada más. Tampoco es como para que los ciudadanos agachemos la cerviz en su presencia. De eso, nada. El ciudadano Borbón es como el ciudadano Miranda, que soy yo, sólo que éste cobra, y mucho, por ejercer de jefe del Estado. Que le aproveche. Y se nos ha marchado para siempre Jorge Berlanga, Jorge Semprún y Mieczyslaw Pemper, redactor de la conocida lista de Schindler que salvó la vida a 1.200 judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El Heredero lo tiene peor. Le dijo a la ciudadana con la que conversó que “ya había tenido su minuto de gloria”. Estaba equivocado. El minuto de gloria lo había tenido él. O, al menos, a mí así me lo parece.
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