martes, 28 de junio de 2011
Camino de aliagas
Leo en Escolar.net que “Rouco pactó con el Gobierno una política de no agresión a cambio de la colaboración pública con la visita del Papa. Y esas generosas ayudas ya están aprobadas.” Por alguna extraña razón me viene a la mente la muerte de Viriato y el reclamo del pago de su “trabajo” por parte de los sicarios Audax, Ditalcos y Minuros. Curiosamente, uno de aquellos sayones, Minuros, había nacido en Osuna y estaba considerado como un auténtico partisano contra la ocupación romana de la Península Ibérica. Fue enviado por el propio Viriato como emisario junto a los otros dos para negociar un tratado de paz con los romanos. Marco Popilio Laenas los sobornó y a su regreso asesinaron a su caudillo. Al volver a Roma para solicitar su recompensa fueron ejecutados. De ahí viene la célebre frase "Roma no paga traidores". ¿Adonde pretendo llegar con el recuerdo de esta trasnochada historia? La Conferencia Episcopal Española sabe negociar cuando le conviene. Pero, alcanzados sus objetivos, o sea, una vez conseguido que el Gobierno suelte la manteca y se haga cargo del costo del viaje a España del Encargado de los Asuntos del Cielo, aparece en escena el secretario Juan Antonio Martínez Camino, con el mismo vergonzoso teñido de pelo de siempre, el mismo que afirmó el pasado 27 de enero que “el matrimonio es un contrato más leve que los firmados con las compañías telefónicas”, o que “el preservativo nunca de puede aconsejar” (25.11.2010), para remover el tema de la muerte digna. Así, ayer comparaba en 12 folios el Proyecto de Ley Reguladora de los Derechos de la Persona ante el Proceso Final de la Vida con “una legalización encubierta de prácticas eutanásicas” y con “verdaderos homicidios”. El Gobierno de España debería dejarse de paños calientes y poner fin cuanto antes a esa rémora el Concordato. Ya basta de mantener a vagos, a chamanes y a vendedores de humo.
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