sábado, 16 de julio de 2011
El ruido de los tontos
La física del café con leche nos informa de que soplar sobre el café para enfriarlo no sirve, porque la espuma hace de aislante. Algo parecido sucede con Francisco Camps, flamante presidente de la Comunidad Valenciana, impasible el ademán, al que el juez ya ha acusado formalmente de que tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados por un presunto delito de cohecho impropio. Como bien señala hoy Manuel Martín Ferrand en las páginas del diario ABC, “la rotunda mayoría absoluta con la que Camps ha revalidado su condición presidencial en la Comunidad Valenciana no aminora la gravedad procesal de su situación”. El famoso “El bigotes”, o sea, aquel Álvaro Pérez engominado que hizo el paseíllo más galán que Mingo por El Escorial la tarde de la boda de la hija de Aznar, le ha salpicado de mierda. Y la mierda es difícil de limpiar. Llega un momento, ahora, en el que la prensa de la Derecha no puede mirar para otro lado en el Caso Gürtel, un pulpo cuyos tentáculos se extienden por las comunidades de Madrid, Valencia y Galicia. Ni tampoco Rajoy, que ya el 12 de marzo de 2009 insistía en desvincular a su partido político de la trama corrupta, asegurando que la gente de Correa no había entregado ni un sólo euro al PP, además de defender a ultranza a Camps. También, aquel 12 de marzo dijo Rajoy que “habrá que demostrar” que Correa regaló un “jaguar” valorado en ocho millones de pesetas al exalcalde de Pozuelo de Alarcón, marido de Ana Mato. Pero, lo más curioso si cabe es que, un día, Ana Mato vió en la puerta de su casa un flamante coche y lo encontró como “algo normal”, o sea, que ni siquiera se paró a pensar, según afirmó en unas declaraciones a televisión, de dónde había salido el dinero para la adquisición de aquel “utilitario”. Vamos, que yo adquiero una bicicleta sencilla, sin cambio de marchas ni ná de ná, como dicen los sevillanos, de esas que casi te regala el vecino de escalera que ha dispuesto comprarse una “montambay” para hacer cicloturismo con dos cojones, o sea, con chándal de siete colores, mariconera rosa neón al cinto y casco protector, sin decírselo antes a mi mujer, y tengo que salir por la ventana. Esa es la diferencia. Lo que sí ha quedado claro es que aquel 12 de marzo de 2009, Rajoy demostró con sus declaraciones que estaba en la inopia. Lo que ya no sé es si ahora continúa pensando igual que hace dos años. Machaca en el Congreso, cada vez que tiene oportunidad de salir al estrado, el bombo de Manolo. Como las encuestas le ayudan, desea un adelanto de los comicios. Debería leer a Mestrio Plutarco, autor de “Vidas paralelas”, que dejó escrito antes de que se inventara el botijo que “nada hace más ruido que un tonel vacío y que un tonto”.
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