domingo, 17 de julio de 2011
Así de patético
En “El uso perverso de las palabras”, Ignacio Escolar recuerda, entre otras cosas, que Italia comenzará en breve a aplicar el “copago” sanitario, o sea, 25 euros por acudir a urgencias y 10 por ir al especialista. Miedo me da la medida. De ganar las próximas elecciones Mariano Rajoy, su política neoliberal nos puede conducir a una circunvalación en el procedimiento italiano. O sea, se pueden dar muchos rodeos, para llegar a alcanzar los fines deseados por todas las Autonomías, que prácticamente están en manos del PP desde el pasado 22 de mayo. De trece Comunidades participantes en los comicios, once de ellas han quedado en poder del Partido Popular. El mapa de España, con albatros volandero y unos aires de triunfalismo que recuerdan épocas pasadas, se ha trocado más azulón que la camisa de un falangista. Pero, ¿dónde podría radicar la circunvalación en el procedimiento? Parece sencillo: desde las transferencias del Estado, las Comunidades han aumentado su población inmigrante, que ahora alcanza alrededor del 12 por ciento del conjunto ciudadano. De entonces a acá, la cifra de déficit reconocido que existe en el sistema sanitario español es de 15.000 millones de euros. Una cantidad ya de por sí preocupante, pero a la que los expertos afirman que habría que sumar una segunda bolsa de déficit sin contabilizar en varias Comunidades Autónomas. Según esos cálculos, el déficit no aflorado podría estar en torno a los 22.000 millones de euros. El crecimiento demográfico y el envejecimiento (en los últimos 10 años, el número de españoles protegidos por el Sistema Nacional de Salud ha crecido en siete millones y la cifra de mayores de 65 años lo ha hecho en un millón) constituyen la causa principal del disparo de ese endeudamiento. Pues bien, la circunvalación en el procedimiento a la que hago referencia, de llevarse a cabo, comenzaría por aligerar las actuales vergonzosas listas de espera creadas por una mala gestión de recursos; es decir, comenzaría por concertar traslados de enfermos de la Seguridad Social a determinadas mutuas de accidentes y a hospitales privados. Tal aligeramiento de camas hospitalarias en recintos públicos conllevaría un aumento espectacular positivo en la cuenta de resultados de las sociedades beneficiadas, frente la contrapartida de una disminución de recursos económicos en todos los hospitales dependientes del Sistema Nacional de Salud. En consecuencia, aumentaría el déficit público de forma proporcional al enriquecimiento de los empresarios aliados, al tiempo que las Comunidades ahogadas en su propia salsa por la aplicación de tales medidas neoliberales, podrían intentar “justificar” a los ciudadanos que les dieron su apoyo en las urnas la adopción de nuevos impuestos en su Comunidad, imprescindibles para poder acometer un problema “heredado” de los manirrotos socialistas. Y ahí entraríamos en la pícara espiral del copago sanitario; o, mejor dicho, del repago. ¿Cuál sería el resultado? Parece sencillo: enriquecimiento de las sociedades sanitarias privadas (léase Adeslas, Quirón, Montpelier, etcétera) en detrimento del sistema Nacional de Salud. Y ante una consecuente situación de descalabro en los presupuestos, los presidentes de esas Comunidades Autónomas pondrían toda su atención en la aplicación del nuevo modelo italiano. No se equivoca Escolar, a mi entender, cuando afirma que “el llamado copago consiste, para entendernos, en que paguen más por la sanidad los enfermos, y no los que más ganen. Es un impuesto indirecto que grava a la enfermedad y a la vejez”. Así de patético.
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