España se está convirtiendo en un
país de servicios. Al final, todos seremos camareros, hosteleros,
contorsionistas callejeros, o miembros de una tuna universitaria donde los
tunos que las componen, el más joven ya rondando los cuarenta años, animarán
bodas, bautizos, comuniones y otros eventos de parecido pelaje. El Gobierno de
Castilla-León se está adelantando a los acontecimientos y ya ha fijado normas
de obligado cumplimientos en todos los establecimientos hosteleros. Un decreto
obliga a introducir cambios para la buena marcha del negocio. O sea, los
restaurantes deberán tener expuestos en su fachada el número de tenedores (de 1 a 5). Los salones de
banquetes serán de primera y de segunda (dos o una cuchara, respectivamente) y
las cafeterías se identificarán con una o dos tazas. Sobre los bares no se dice
nada en el nuevo decreto: serán de una sola categoría. Respecto a los
restaurantes y bares, no obstante, podrán obtener una clasificación específica
en función de su orientación hacia un determinado producto gastronómico. Y eso
leo hoy en El Correo de Zamora:
“Los restaurantes de tercera categoría
podrán ser también asador, mesón o restaurante-bodega y los bares, gastrobares.
Para convertirse en asador el establecimiento deberá ofrecer comidas elaboradas
principalmente a base de asados de carne, pescados, verduras o mariscos,
disponer de horno de leña, parrilla o sistema similar y no precisarán tener el
comedor independizado del resto del local. Esta última característica rige también
para el mesón, que sin embargo, debe tener en la carta platos vinculados a la
cocina tradicional de la zona donde esté ubicado y un dato llamativo, "el
personal de servicio deberá estar uniformado de acuerdo con el ambiente
tradicional del establecimiento de restauración. El restaurante-bodega tiene
que estar, naturalmente, en un espacio que sea o haya sido bodega, con sus
elementos característicos y que tenga vino procedente directamente del
elaborador o de la zona. Finalmente, el gastrobar es un bar que debe oferta, en
barra o en mesa, al menos veinte tapas o raciones de autor, elaboradas con
ingredientes de productos Tierra de Sabor o cualquiera de las marcas de calidad
agroalimentaria de Castilla y León y una carta de vinos con al menos cuatro Denominaciones
de Origen de la
Comunidad. Con respecto a las cafeterías, las de primera
deben contar con aire acondicionado o climatización, aseos independientes para
el personal de servicio, camareros uniformados, agua caliente en los aseos y
una capacidad de 1,5
metros cuadrados como mínimo por cliente”.
Lo que ya no se señala en el
decreto es si durante la comida, pongamos por caso, en el restaurante del
“Hotel Juan II” de Toro, sea de obligado cumplimiento disponer de unos coros y
danzas que interpreten el "Bolero de Algodre"; o si la comida, de llevarse a
cabo en el comedor del “Virrey Palafox”, en Burgo de Osma, los danzantes deban bailar “la rueda”, que es un baile de masas,
sencillo y elegante donde parejas bailan sueltas y todas hacen lo mismo; el
“chimilindrón”; o “las palomas chiclaneras”. En suma, se impone el regreso de
los Coros y Danzas de la Sección Femenina
del Movimiento para que puedan dar el juego necesario a la nueva normativa del
Gobierno de Castilla y León. Los gastos derivados, en cada caso, deberían ser
por cuenta de los comensales, que son los que se divierten. Podría ser considerado
como un nuevo recargo, además del IVA, que ayude a crear empleo. Y a los
postres, por qué no, también sería bueno que penetraran en el recinto donde se
celebran los banquetes Barandales con el cencerro y algunos artesanos de
botijos y castañuelas, eso sí, siempre que los productos presentados llevasen
la etiqueta de “Made in Spain” y el eslogan “Visite Castilla-León. Saldrá
vivo”, con letra de tamaño legible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario