A mi entender, Felipe VI se equivoca pidiendo más defensa armamentística en Europa frente al
rechazo de Sánchez a incrementar el presupuesto en "ese club
de burócratas" hasta el 5% del PIB como anteayer ha sugerido en Brujas. El monarca, que tiene la vida solucionada por
el esfuerzo de todos los ciudadanos debería dejarse de “borbonadas”, pensar antes de hablar y tratar de ser consciente de
que cada punto añadido equivale a unos 13.000 millones de euros; y que, por tanto, ese 5% que él sugiere equivale
a 80.000 millones, o sea, la mitad de lo
que cuesta el pago de las pensiones. El monarca, que debe su puesto de jefe del
Estado a su padre, y que éste, su padre, fue designado como sucesor a dedo por Franco, no debería meterse en asuntos
que atañen a la política española y al presidente del Gobierno. El rey reina pero no gobierna. La Constitución Española de 1978 dejó claro
en su artículo 68 que el rey es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas
y que, en consecuencia, posee la más alta autoridad y responsabilidad sobre los
ejércitos del país, y que todos los demás integrantes de las FAS deben
obedecerle. Nada que objetar al respecto. Pero hay que dejar bien claro
que su mando es honorífico, que las FAS dependen directamente del Ministerio
de Defensa y que, por tanto, que la responsable de la cartera de Defensa
es Margarita Robles, encargada de
supervisar y controlar las FAS y todas
su dependencias, ente las que se encuentran el Centro Nacional de Inteligencia,
la Unidad Militar de Emergencias, el Estado
Mayor de la Defensa y la Agencia Espacial Española. Dicho eso, bueno sería que el rey fuese
consciente de que el esfuerzo armamentístico con respecto a la OTAN que hace España (con una aportación máxima
prevista del 2,1%) representa para todos los contribuyentes un tremendo
esfuerzo por muy apremiante que el rey considere esa necesidad, tal y como señaló ayer, viernes, en la
ceremonia de clausura del septuagésimo quinto curso académico del Colegio de Europa. A mi entender, el rey no está bien asesorado. Cada
país miembro de la OTAN debería hacer frente a la carrera armamentística en
función de sus posibilidades, pasando por alto los cantos de sirena de Trump, ese energúmeno que solo piensa
en enriquecer a sus amigos y a un rol de corifeos de baja estofa que le ríe sus
constantes desatinos. El miedo solo
conduce al pánico y no debemos protegernos del horror mediante la angustia, que
tiene un inequívoco vínculo con la expectativa, como señaló Freud antes de que el actual monarca
español naciese para tranquilidad de los monárquicos, entre los que no me encuentro. Pero el que quiera saber, que vaya a Salamanca.
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