viernes, 4 de noviembre de 2016

Caparrós en "The New York Times"





Cuatro de noviembre, san Carlos Borrromeo. Regreso de hacer unos mandados en Mercadona, donde he visto pagar una barra de pan de 40 céntimos con una tarjeta de crédito. Llueve. El nuevo Gobierno (que es lo más parecido a unos zapatos viejos a los que se les han puesto medias suelas) ya ha jurado lo que tenía que jurar delante del Jefe del Estado. Son trece. Ayer, la televisión de Aragón se pasó la mañana siguiendo a   Rudí por la calle. Se olfateaban una cartera para ella, aunque fuese de nueva creación, pongamos por caso el Ministerio de Flora Fluvial. Pero no, de momento habrá de conformarse con un escaño en el Senado, que no es moco de pavo, donde están varados los viejos roncuales azules de la cosa pública, dispuestos a hacer segundas lecturas de proyectos legislativos antes de ser devueltos al Congreso, como si fuesen viejas novelas del Oeste de segunda mano donde siempre mueren los malos. Pero el escándalo lo ha producido en Castellón el presidente de la CEOE, Joan Rosell, al señalar en una conferencia -según ha revelado El Levante- que “la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo supone un problema para que haya trabajo para todos”. Pues nada, volvamos a los tiempos del franquismo: ellos, además de su trabajo en la fábrica, haciendo pluriempleos sin cotizar a la Seguridad Social; ellas, en casa remendando calcetines, fregando platos y haciendo las labores propias del hogar. Con tipos así seguro que vamos a echar mucha pierna. Sólo le ha faltado decir que habría que crearse otra Sección Femenina, incorporando el Auxilio Social, y que las mujeres se viesen en la obligación que hacer una canastilla en el caso de que pretendieran sacarse el permiso de conducir. Y Martín Caparrós, en las páginas de The New York Times, en su artículo “A Sumajestad (sic) el Rey de España”, señala que “Felipe VI tiene una vida rara y un trabajo aburrido un poco rancio” y le indica que “debería pensar en renunciar, conseguir una casa, hacer las cosas por su propio esfuerzo y buscarse un buen empleo”. Yo también lo entiendo así. La Monarquía en España no tiene sentido. No se puede tener como único mérito la cuna.

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