Me fascina a leer a Juan José Millás. Sus artículos me recuerdan mucho a los de Julio Camba. Acabo de leer uno de ellos
en El Correo de Zamora, que titula “Exito culinario”, que me ha producido
una “lírica melancolía”, al igual que me sucede leyendo al elegante escritor de
Villanueva de Arosa. Pues bien, en el artículo de Millás, éste cuenta lo
siguiente: “Vino mi hermano pequeño a
comer y me enseñó un truco para cocer patatas que consistía en envolverlas en
papel de periódico e introducirlas cinco minutos en el microondas. Me olvidé
del asunto, porque no hay día en el que no me den una receta para el
microondas, pero ayer tuve gente a comer y me dije: Voy a probar. En vez de
coger periódicos atrasados, como me recomendó mi hermano, cogí uno del día, con
las noticias frescas, y fui envolviendo las patatas una a una. Esta, con las
páginas de Economía; esta, con las de Cultura; esta otra, con las de Nacional.
El secreto estaba en utilizar varias páginas para una sola patata, porque así
se hacían en su jugo. Por una cuestión de carácter (me gusta el humor negro)
envolví un par de ellas en las páginas de esquelas. Pensé que era como echar un
hueso al cocido”. El caso es que, cuando el microondas dejó de dar vueltas,
comprobó estupefacto que la literatura y las fotos de los periódicos se habían
plasmado en las pieles de las patatas. Termina contando Millás: “Los titulares aparecían al revés, en
espejo, lo que añadía más misterio al fenómeno. Primero pensé en pelarlas, pero
luego decidí que no, de manera que las partí en rodajas que rocié con el
sofrito improvisado. El éxito de las ‘patatas a la letra impresa’ fue bárbaro.
Reservé para mí, por puro morbo, las patatas que había envuelto en las páginas
de esquelas”. En fin, me voy a comprar el pan. En seguida vuelvo…
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