La prensa se pasa el día intentando explicar al lector cómo
poder entender las facturas de gas y de electricidad. Pero seguimos sin
comprenderlas por más empeño que ponen. Ahora, lo que sí vamos entendiendo es la
razón por la que la banca española y determinadas empresas de Ibex 35 se han llevado las manos a la
cabeza por el triunfo de Trump. Así,
el BBVA cae el 5’7 % en Bolsa por su
exposición en México y los Estados Unidos, Prisa
el 5’16, OHL el 4’53… No hay que
ponerse nervioso aunque algunos entiendan que acaba de venir al mundo el Anticristo. Ahora sólo falta esperar a
conocer qué opinan al respecto los editorialistas de El País, tras la tendenciosa deriva de Antonio Caño. A la señora Clinton
le ha ocurrido como al lamerón Amaranto
Bachiller Piolín, que decidió acercarse al bingo que había a dos calles de su casa y salió de allí con
el culo pajarero. Jugar cartones de tres en tres tiene esas cosas. Clinton para
España representaba la democracia y Trump, el populismo, cuando la verdad es
que nada es lo que parece. Los republicanos cuentan ahora con mayoría en las
dos Cámaras legislativas, como sucedió con Mariano
Rajoy durante la penúltima legislatura. John
Carlin, en la prensa de Prisa,
dice que “Trump en el ala oeste de la Casa Blanca será, en el mejor de los casos, un Cantinflas interpretando el papel de Calígula en una versión moderna del
declive y caída del imperio. En el peor, representa una amenaza para la
estabilidad mundial”. Y a sus votantes les llama “analfabetos políticos que han
puesto a un loco al mando del manicomio”. Por eso digo que la cosa no ha hecho
más que empezar. Me congratula saber que de momento no escucho las trompetas de Jericó en este Apocalipsis de opereta.
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