sábado, 1 de enero de 2011
Cortesanos de bata y zapatillas
Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano fueron los autores del libro titulado "Los Borbones en pelota", escrito y dibujado entre los años 1868-1869 y publicado en El Museo Universal. Se trata de un álbum de láminas satíricas que se agrupaban en 89 escenas pintadas a la acuarela y firmadas bajo el seudónimo "Sem", todas ellas referidas a los últimos tiempos del reinado de Isabel II. ¿Se imaginan ustedes si hoy a alguien le hubiese dado por publicar algo semejante a lo que hicieron en su día esos ilustres sevillanos con respecto a la actual Familia Real? La cosa ha cambiado. Recuerden que, por ejemplo, por izar una bandera republicana, a un ciudadano lo detuvo la policía y la fiscalía pidió para él una condena de un año de cárcel, más el pago de una multa de 4.000 euros y la inhabilitación especial para sufragio pasivo durante un año por haber incurrido en los delitos de «injurias a España» (Art. 543) y «desórdenes públicos» (Art. 557.1, del Código Penal). Que al dibujante Guillermo Torres y al guionista Manel Fontdevila, de El Jueves, por dibujar humorísticamente a una pareja les condenaron a pagar 3.000 € a cada uno como "responsables de un delito de injurias al Príncipe", regulado en el artículo 491.1 del Código Penal. Y no olviden a los independentistas catalanes que quemaron en un acto simbólico la foto del rey, a los que les condenaron a pagar a cada uno 2.700 euros como autores de un delito de injurias a la Corona. Es curiosos que en España se permite desde un escenario, o desde un estudio de televisión, meterse impunemente con las orejas del príncipe de Gales, con las veleidades de la princesa Carolina de Mónaco, o sobre los detalles mundanos de la boda de Peter Phillips y Autumn Kelly, donde la prensa del corazón describía a la nieta de la reina Isabel como la nueva ‘cenicienta’ de las Casas reales europeas, etcétera. Eso no es jugar limpio. O se puede hablar bien y mal de todos ellos, o no se puede comentar nada desdeñoso sobre ninguno. Eso me recuerda cuando sobre Franco no se podían contar chistes, pero sí se podía hacerlo sobre De Gaulle o sobre Balduino I. En España existen demasiados cortesanos de andar en bata y zapatillas de cuadros. Será que ésta es la Corte de los milagros. Si no es así, no me lo explico.
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