viernes, 23 de diciembre de 2011

Mal empezamos


El pasado 28 de noviembre se colocaba un busto de don Manuel Azaña Díaz, realizado por Evaristo Bellotti y donado por Izquierda Republicana, en la sala más noble del edificio del Congreso de los Diputados (detrás de la Puerta de los Leones) y frente a otro busto de Isabel II. Pues bien, el busto del que fuese presidente de la II República ya ha sido movido de su sitio sólo tres semanas después de su colocación. Ese busto de Azaña es como un armatoste de gran valor sentimental pero que estorba en todos los sitios. De momento ha ido a ocupar el lugar de otra estatua, la de Ernest Lluch. Me temo que esa no será su última ubicación. Aquel frío 28 de noviembre, día de san Honesto, José Bono manifestó a los presentes al acto que cambiar la ubicación de la escultura equivaldría “deshonrar la memoria de la Libertad”. Pero el rodillo del PP comienza a funcionar como era previsible. Por un lado, se arrinconan los bustos de quien fuese Jefe del Estado y de un exministro de Sanidad asesinado por ETA; por otro, se permite que UPyD pueda tener grupo propio sin reunir las condiciones para ello, al tiempo que se le niega a Amaiur; Rajoy no contesta a las preguntas de los periodistas el día de su toma de posesión; consigue colocar a Ana Botella en la Alcaldía de Madrid sin haber sido la cabeza de lista hace sólo siete meses; nombra ministro a Agricultura a Arias Cañete, el mismo contertulio que desvariaba tiempo atrás en “El gato al agua” de la cadena de Julio Ariza y que, siendo ministro con Aznar, expresara en noviembre de 2000 la desafortunada frase: “el trasvase del Ebro se hará por cojones”. Queda claro: UPyD, esa “marca blanca” de la derecha pura y dura tiene grupo propio “por cojones”; Azaña se quita de la vista en el Congreso “por cojones”; Amaiur se queda en el “gallinero” del Grupo Mixto “por cojones”; Rajoy se hace el mudo ante las preguntas de la prensa “por cojones”; se piensa nombrar a Ana Botella alcaldesa de Madrid “por cojones”; y el trasvase del Ebro se hará, según sostuvo Arias Cañete, “por cojones”. Da la sensación, no sé qué opinarán ustedes, de que el nuevo equipo Ejecutivo hubiese jurado ayer el cargo poniendo la mano derecha sobre el “Diccionario secreto” de Camilo José Cela.

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