viernes, 16 de diciembre de 2011
El Museo de Cera
Me parece justo y elegante que, por un lado, las familias de 64 fusilados navarros hayan recibido de manos del ministro Jáuregui los correspondientes “Certificados de reparación”; por otro, que el Gobierno socialista, en su último Consejo de Ministros, haya indultado a Miguel Montes Neiro, el preso más antiguo de España sin delitos de sangre. Se acaba el año y se ha armado el belén. A Urdangarín ya lo han cambiado de ubicación en el madrileño Museo de Cera. Le han sacado del entorno de la Casa Real para colocarlo junto a deportistas de postín. Así empezó su concuñado Marichalar. Primero lo medio taparon detrás del burladero de cuadrillas, como si fuese Camará, para más tarde abandonar el “ruedo” por la puerta de toriles y sin hacer apenas ruido. Como dijo Joaquín Rodríguez, Cagancho, en Almagro la tarde-noche del 26 de agosto de 1927 en el cuartelillo de la guardia civil:”Azí es la vida. Yo quería quedar bien, pero lo que no pue zé, no pue zé”. Urdangarín parece ser que presuntamente ayudó a “perfilar el tema” en demasiados lugares a base de aplicar el “rincón de Ordóñez” con soltura y devoción de novicia. Es difícil sobrevivir a las propias insuficiencias. El que sí merecería tener un lugar de honor en el Museo de Cera es Manuel Jalón Corominas, inventor de la fregona y de las jeringuillas desechables, que acaba de morir en Zaragoza. Gracias a Manuel Jalón, muchas mujeres dejaron de trabajar arrodilladas, que no es poco. Curiosamente, hoy la Reina se ha reunido con las Asociaciones de Damas de los Ejércitos y de la Guardia Civil. Supongo que se tratará de esas señoras que se ponen las pellejinas en las mesas petitorias el día de la “banderita” y que asisten a los desfiles militares en tribuna habilitada. Es una pena que no se encuentre entre ese ramillete de gentiles damas la Virgen del Pilar en carne mortal, capitana de las tropas aragonesas. Perdonen, pero como el horno no está para bollos ni el país para soportar a más nutridas representaciones de pícnicas cortesanas genuflexas, tonterías las justas.
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