miércoles, 3 de noviembre de 2010
Jugar sin hacer trampas
Para mí que el periodo de pruebas del tranvía zaragozano que unirá Valdespartera con la Plaza de Aragón, con periodistas y fotos en los medios, no sé sí también canapés, no fue otra cosa que una forma de hacerse autopropaganda “por todo el morro” la nueva consejera de la Presidencia del Gobierno de Aragón como aspirante al puesto que dejará Marcelino Iglesias. Aún conociendo que la DGA ha aportado el 10% de esa insensata obra civil, el hecho de que aparezca en primer plano de toda la prensa aragonesa la foto de una sonriente Eva Almunia junto al alcalde Belloch entiendo que es lo más parecido a una descarada y solapada anticipación a la campaña electoral. ¿Quién paga tan repugnante estratagema? Que yo sepa, los zaragozanos. Eva Almunia, hasta hace pocos días secretaria de Estado de Educación y número dos del ministerio que dirige Ángel Gabilondo, falseó presuntamente durante años su currículum académico, haciendo constar que es diplomada en Magisterio cuando, en realidad, jamás acabó esos estudios, según consta en la denuncia presentada en un juzgado de instrucción por supuesta falsedad documental. Eso también lo hizo Roldán, ¿se acuerdan? Pero, además, sobre la nueva consejera de Presidencia, miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, tanto en la web del Ministerio de Educación como en la del PSOE se ha eliminado cualquier referencia a su formación académica. Todo muy raro. Pero, al margen de sus formación intelectual, que no hace al caso, lo que no debe hacer nunca una aspirante a la Presidencia del Gobierno de Aragón es campaña electoral antes de tiempo aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o que se pone en pruebas un futuro tranvía municipal. No era, a mi entender, la persona adecuada para representar a la DGA disponiendo, como se dispone, de un consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes. Luisa Fernanda Rudí, la aspirante a la Presidencia e Aragón por el PP, hace mutis por el foro y se ha atrincherado en el fondo de la caverna a la espera de acontecimientos. Igualito que su “maestro” Rajoy. Son como lagartos quietos en el carasol. O como el caimán dentro del agua, enseñando sólo sus ojos saltones. O como Manolete junto a su mozo de espadas cuando, de regreso de América, paseaban silenciosos y taciturnos por la dehesa de Córdoba. Al cabo de varias horas de caminata sin dirigirse la palabra, el mozo le dijo al maestro por ver de romper el hielo: “Que bien se está en silencio, Manolo”, a lo que el torero le respondió: “Mejor se está sin decir ná”. Rudí sabe que las cartas todavía no están sobre el tapete y lo de ahora sólo le parecen fuegos de artificio. Ya lo decía Cela: “el que aguanta, gana”. Conque a esperar unos meses.
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