domingo, 7 de noviembre de 2010
Anuncios de empleo
En el repaso de la prensa diaria me llama la atención un anunció grande en las “ofertas de empleo”, de esos que cuestan un pastón, donde el Parque Comercial Puerto Venecia, en Zaragoza, “busca un genuino Papá Noel para que desempeñe las tareas de gestión de cartas y entrega de los regalos de navidad entre los niños de Zaragoza”. Entre los requisitos, se exige que sea varón, de una edad media de 50 años, estatura alta, complexión fuerte, voz grave, bonachón y cabello y barba blancos. Además de todo ello, sigue diciendo el anuncio, “se valorará carné para la conducción de carruajes tirados por renos”. Bueno, esto último suena como a cachondeo. En Zaragoza hace mucho frío pero no suele nevar. Los renos y trineos sólo se conciben en cartón-piedra y como reclamo a la entrada de los grandes almacenes, entre esa estúpida musiquilla de “pero mira como beben los peces en el río…” y la bulla de unas madres a las que sólo les queda en el bolso la calderilla de la paga extraordinaria. Es fácil poder encontrar hoy el personaje adecuado para trabajar, aunque sólo sea por unos días, de Papá Noel. Si les digo la verdad, sobra hasta el anuncio. Para encontrar a la persona idónea sólo hace falta acercarse por un barrio a cualquier hora de la mañana. Allí se puede uno topar de inmediato con toda la gama de españoles figurantes de “Los lunes al sol”. Esa gente que ha descubierto que de nada sirve ir a la oficina del INEM, salvo para sellar la cartilla del paro. Ciudadanos de escasas esperanzas en eso que los políticos llaman “planes de futuro”, conscientes de que a su edad, 50 años, sólo “sirven” para hacer de rey mago, de papá Noel, o de cabezudo en las fiestas del Pilar. Y todo ello, suponiendo que se cuente con la recomendación de alguna persona influyente en el ámbito local. Algunos de nosotros, por desgracia, necesitamos que nos insuflen en vena el jodido neón, los estúpidos villancicos, el consumo desenfrenado, el engorde de varios kilos a base de comer turrón, o esas reuniones en familia en las que siempre se termina riñendo por culpa de un cuñado borde, para que nos demos cuenta de que, pese a la tremenda crisis, todavía aparece en la prensa algún anuncio de empleo para gente de 50 años, siempre que se dé el perfil y aunque sólo sea para veinte días.
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