viernes, 4 de marzo de 2011
Estulticia política
Todos los españoles estamos muy preocupados por el alza del crudo. Las medidas adoptadas por el Gobierno en el último Consejo de Ministros respecto al límite de velocidad en las autopistas, la adopción de lámparas de bajo consumo para iluminar las ciudades y la subida del precio de la gasolina parecen todas ellas necesarias en tiempos de dificultad económica. Pero hay ciertas cosas que no termino de entender. Por ejemplo los plazos dados a las ciudades y pueblos para acometer tal reforma de alumbrado. El ministro Sebastián, responsable directo de que haya más bombillas estancadas en las oficinas de Correos que cartas pendientes de entrega a sus destinatarios, ha señalado que “el Gobierno destinará 30 millones de euros para sustituir la iluminación convencional por bombillas de bajo consumo en los municipios de menos de 200 habitantes y que dará cinco años a los municipios de más de 25.000 para que cambien su iluminación”. Sebastián debería saber que en la mayoría de las aldeas españolas de menos de 200 habitantes la iluminación de sus callejuelas brilla por su ausencia y que el número de lámparas encendidas por la noche pueden contarse con los dedos de una mano. Pero, además, la prórroga de cinco años para el cambio de luces en ciudades grandes se me antoja de excesiva dilación. Me da la sensación, conocido el percal, que los ayuntamientos con mayor densidad poblacional harán acopio de las subvenciones estatales prometidas y esperarán un lustro, o lo que haga falta, hasta que “las aguas revueltas de la crisis petrolera vuelvan a su cauce”, cambie la intención de voto como ya adelantan las encuestas, llegue otro alcalde de signo político contrario, se olvide el tema de las subvenciones de las lámparas, y aquí paz y luego gloria. Uno, que anda un poco despistado, ya no sabe si en este país hay que cambiar de bombillas, si debemos volver al candil y el quinqué, o si el ministro Sebastián va por la vida política de farol procesional. Otra de las medidas aprobadas hoy en el Consejo de Ministros es “la subvención de 20 euros para el cambio de cada neumático eficiente”. Como yo no sé que demonios es un neumático eficiente, he tenido que consultarlo. Y navegando por internet he encontrado la respuesta: “Los datos ofrecidos por Goodyear afirman que mejora la resistencia a la rodadura en un 13 por ciento, a la vez que reduce ese mismo 13 por ciento en el consumo de combustible relacionado con el neumático”. Y trata de aclarar el enredo afirmando que “los neumáticos son responsables de aproximadamente el 20 por ciento del consumo de combustible de un coche, lo que significa que, reduciendo ese porcentaje un 13 por ciento, el ahorro general sería de aproximadamente el 2 por ciento”. Asombroso. ¿Y el otro 5 por ciento? Que venga Pitágoras y me lo explique. No, mejor que me lo explique Sebastián, esa reencarnación de Thomas Alva Edison, que tanto supo de bombillas con filamento. Por cierto, el día de su muerte, el 18 de octubre de 1931, en West Orange, Nueva Jersey, como homenaje póstumo, fueron apagadas las luces de varias ciudades durante un minuto. ¿Haremos lo mismo los españoles el día que Sebastián abandone el Gobierno? Sería una buena idea que propongo desde ahora. No como homenaje a su figura política, que no lo merece, sino como muestra del desafecto ciudadano a la estulticia.
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