miércoles, 31 de agosto de 2011
Basta de hacer "el chorras"
Resulta que el periódico “La Razón” ha encargado una encuesta a la firma NC Report sobre la elegancia. Y el resultado ha sido sorprendente. ¿Saben ustedes quiénes son las personas más elegantes de España? Asómbrense: Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. La encuesta dicen que es muy seria. El tamaño de la muestra ha consistido en 600 llamadas telefónicas entre el pasado 19 y 24 de agosto a mayores de 18 años (para un nivel de confianza del 95,45%(2sigmas), y para P=Q, el error es del 4,08%). No salgo de mi asombro. Y cuenta este medio informativo, cortesano hasta la grosería, que “la prensa internacional ha fijado el estilo de la princesa como un referente en el mundo de la moda y se ha hecho eco de los ‘duelos’ de elegancia que ha mantenido con Rania de Jordania y Carla Bruni”. En este país, la plebeyez lo ocupa todo. Da igual que una inmensa legión de españoles rebusquen restos de comida entre las basuras de los supermercados; que millón y medio de ciudadanos no tengan ningún ingreso familiar; que una juventud muy bien preparada esté desesperada por su incierto futuro; que las Autonomías estén arruinando España; que la deuda soberana se nos coma por los pies; y que, además de todo ello, el Ejecutivo se pasen el día dando palos de ciego en su misión de gobernar. Antonio Cañizares, en su artículo de hoy en ese diario de la caverna, “Superación del laicismo”, cuenta que “para construir la paz es preciso estar muy atentos para no caer en esa mentalidad que tan amplia como poderosamente está actuando en nuestro mundo inspirada por el laicismo ideológico, totalitario y excluyente. Mentalidad o ideología que lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública”. ¡Arrea…! ¿Cree Cañizares que en España hay restricción de la libertad de culto? ¿Entiende Cañizares que en España los poderes públicos se oponen a la expresión religiosa? Él sabe que no es así. Entonces, ¿por qué lo escribe? Su posición es la de un auténtico cínico. Naturalmente que la fe debe reducirse a la esfera de lo privado, salvo que este clérigo fundamentalista pretenda que los españoles todos volvamos al trágala del nacional-catolicismo de la época más oscura de nuestra historia reciente. La Iglesia Católica no pasa por un buen momento en España, pese a que las luces, las bambalinas, el chachachá de cruces, escapularios, rosarios y cancioncillas pastoriles, así como el espectáculo circense ofrecido por Kiko Argüello y la gente del Opus Dei en su exitosa recluta internacional de una muchachada alienada para asistir, con viajes y estancias casi pagados durante los últimos eventos papales en Madrid, haya presentado un espejismo televisivo salvaje de lo contrario. Cañizares debería envainarse la afilada pluma si no tiene nada coherente que exponer en sus escritos. Y el periódico “La Razón! debería dejarse de encargar encuestas ridículas sobre cuestiones absurdas. Ser elegante, por otro lado, no significa únicamente ir bien vestido. Para ello sólo hace falta dinero, aunque sea del contribuyente. La elegancia es otra cosa. Decía Balzac que “el bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante se viste”. Yo añadiría que el elegante es el que sabe estar en su sitio sin que se note ni aflore el pelo de la dehesa.
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