jueves, 8 de septiembre de 2011
Himnos
Me vienen a la cabeza un breve poema de Juan Ramón Jiménez: “No la toques ya más, / que así es la rosa”. Ello se presenta a cuento con el Himno de Aragón, que el 21 de abril de 1989 fue aprobado con los votos a favor del PSOE, AP y CDS, mediante procedimiento de urgencia por las Cortes de Aragón y con los votos en contra del PAR, entonces presidido por Hipólito Gómez de las Roces. Al día siguiente ya se interpretó oficialmente en el patio de Santa Isabel del castillo de la Aljafería, a pesar de que aún no estaba en vigor, pues no fue publicado el decreto de aprobación en el Boletín Oficial de Aragón hasta el 5 de mayo. Según consta en el diario de sesiones de las Cortes de Aragón del día 21 de abril, el PAR manifestó que al tramitarlo de esta forma no había podido presentar su propuesta que era la de “El Canto a la libertad”, de José Antonio Labordeta. Se hizo un encargo para su música a Antón García Abril, partiendo de una letra, también hecha a encargo, por los poetas locales Ildefonso Manuel Gil, Ángel Guinda, Rosendo Tello y Manuel Vilas. Me consta que todos ellos cobraron sus aportaciones de forma espléndida. Pues bien, las firmas de 24.000 aragoneses se han presentado ahora en las Cortes de Aragón pidiendo el cambio de himno oficial, para ser sustituido por el “Canto a la libertad” de Labordeta; es decir, el propuesto en su día por el PAR. Pero (la política tiene estas cosas) la coalición PP-PAR, responsable del gobierno Rudi, piensa impedir con su voto en el pleno del próximo día 15 que se tramita el cambio de himno. Con la que está cayendo, el tema de los himnos carece de importancia en estos momentos. Es como pretender debatir sobre el sexo de los ángeles. A mi entender, el tema de Labordeta propuesto no es cosa distinta a un canto a las libertades hecho por un cantautor fallecido el año pasado, siendo ya septuagenario, durante la más negra etapa del franquismo. Si tomamos en consideración que tal carencia de libertades ya está resuelta con la democracia, nos topamos con el hecho de que la canción de Labordeta está ya más obsoleta y fuera de lugar que la “Libertad sin ira” de Jarcha. Por otro lado, el último Himno de Aragón oficial tampoco ha calado en el sentir popular, como no impregnaron los tres o cuatro himnos anteriores de los que yo tengo noticia: uno, del maestro Villanueva; otro, lleno de tópicos baturristas, compuesto en Sádaba a finales de 1975 por un tal Miguel Iguaz Fernández, autor de letra y música, y estrenado en aquella Navidad, ¡por fin ya sin Franco!, por la rondalla del Cristo Marinero. Es ese que dice: “Las guitarras y bandurrias/ vibran al son de la jota; / forman una gran rondalla/ Teruel, Huesca y Zaragoza”. Vamos, de pena.
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