miércoles, 7 de septiembre de 2011
Que cada palo aguante su vela
Señala “La Gaceta de los Negocios”, refiriéndose al príncipe de Asturias, que “mientras España estaba al borde del abismo económico o Madrid vivía unos días históricos, con más dos millones de peregrinos (…) nada mejor que un crucero de ensueño para retomar la apretada agenda de septiembre con fuerzas, donde al parecer tendrán que sustituir al Rey en numerosos actos ante su nueva baja por enfermedad tras su última operación del tendón de aquiles (sic)”. Y, mientras, la prensa del corazón, o la prensa de la bragueta, que me da igual cómo se la denomine a esa roña impresa, cuenta que la princesa de Asturias consorte ha sido fotografiada por segunda vez en bikini y que ahora no estaba en Mallorca, sino en las islas del Egeo. Al ciudadano normal le trae sin cuidado de qué manera disfruta sus principescas vacaciones Felipe de Borbón y su familia. Es tal la que está cayendo en nuestro país que no queda tiempo siquiera para analizar estas cuestiones. A Letizia Ortiz, princesa consorte, no la juzgo. Lo normal es que cualquier mujer, incluida ella, que navegue sin preocupaciones de Estado por esas coordenadas del sudeste de Europa se ponga o se quite la ropa que le venga en gana. Esos detalles nimios sólo interesas, a lo sumo, en los corrillos de verduleras de arrabal. Pero el Heredero a la Corona de España, hijo de Sofía Schleswig-Holstein-Sönderborg-Glücksburg, debería tocar madera navegando por el Egeo, conocido el triste destino ganado a pulso de Constantino II, hermano de la reina de España. Grecia está en horas bajas y, como bien señala “El País”, “trata de aferrarse al rescate europeo en mitad de una agonía fiscal que no cesa y una contracción económica que la estrangula cada vez más”. España, otra que tal baila, tampoco anda muy lejos de un posible rescate. Y todos los españoles del rey abajo, los que tiene trabajo y los que no lo tienen, están muy preocupados ante el difícil panorama que tienen a la vista. Con todos los respetos hacia la figura del Heredero, entiendo que ni es el momento para “cruceros de ensueño”, como dice “La Gaceta” ni para inhibirse de los problemas de nuestro país que, tanto en lo económico como en la pérdida de empleos, han sido colosales durante pasado mes de agosto. Cada palo aguante su vela y se atenga a sus responsabilidades.
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