miércoles, 28 de septiembre de 2011
Pantalones vaqueros
Durante toda mi vida laboral he llevado pantalones con raya y pinzas. Los pantalones vaqueros era una prenda que pertenecía a mi juventud. Pero, si les digo la verdad, pienso que sólo le quedaba bien, lo que se dice bien, a James Dean, el actor que murió joven y con los vaqueros puestos a bordo de su “porsche” en 1955. Ahora descubro que por un histórico modelo de «Levi Strauss» con 132 años de antigüedad se han pagado 30 millones de euros, pero que ya casi ha cuadriplicado su valor en el mercado. Si Levi Strauss y Jacob Davis, que fabricaron sus primeros pantalones en 1873 en San Francisco, hubieran sabido el éxito que llegaría a alcanzar uno de sus modelos, el de 1879, a fecha de hoy, se habrían desternillado de risa. Yo tampoco salgo de mi asombro. No consigo entender cómo un desgastado pantalón de algodón con remaches de cobre pueda tener más valía en el mercado que un lienzo de Federico de Madrazo o de Francisco Masriera. Pero sobre gustos no hay nada escrito, habida cuenta del precio actual en el mercado de un viejo “600”, un disco de pizarra del tenor Fleta o la primera edición de “Madrid, de corte a cheka”, de Agustín de Foxá, ese libro que comienza: “Zambra y revuelo en la cacharrería del Ateneo. Llegaba don Ramón con sus barbas de Padre Tajo, sucio traslúcido y mordaz. Hablaba a voces contra el General Primo de Rivera….”, etcétera. Hoy se venden vaqueros a 12 euros en “Carrefour” y los clientes los compran y los llevan puestos hasta que se caen de viejos. La crisis no da para más. El bolsillo, tampoco.
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