lunes, 3 de octubre de 2011
Los consejos de Bono
Juan Carlos Escudier nos cuenta en “Público”, bajo el epígrafe “Que los parados aprendan de Bono”, algo que todos conocemos: que la prestación media por desempleo en España ronda los 850 euros, cantidad a todas luces insuficiente como para llevar una vida digna, en el supuesto de que en casa del parado se desayune, coma y cene todos los días y que, además de tener el “vicio” de poderse llevar algo de alimento a la boca, esté pagando un alquiler mensual por la chabola en vertical en la que habita. Ese artículo, a mi entender interesante, viene a colación con unas declaraciones hechas por José Bono el pasado jueves, donde “insinúa el socialista que reduciendo el tiempo o la cuantía de lo que cobran, los cesantes del mercado laboral tendrían un incentivo para volver a ser productivos y no se embrutecerían viendo tanto fútbol en la TDT”. José Bono, como presidente del Congreso de los Diputados (tercera magistratura del Estado) tiene un sueldo transparente que se desglosa al mes de la siguiente forma: 3.126,52 euros por asignación constitucional, idéntica para todos los diputados; 3.605,38 por pertenecer a la Mesa del Congreso; 3.915,16 en gastos de representación, y otros 3.210,08 para gastos de libre disposición. Al año, la base liquidable es de 169.000 euros. No sé si José Bono se considera bien o mal pagado por la importante función que presta. Tampoco me importa, como en nada me interesan los ingresos que le proporciona Hípica Almenara, ese negocio que adquirió en 2001, que amplió en 2004 y que gestiona su hijo. O el jugoso contrato suscrito con la Editorial Planeta de más de 700.000 euros para publicar sus memorias en varios volúmenes. Por cierto, José Bono ha recibido este año un adelanto de 220.000 euros, todavía no declarados, a cuenta de ese trabajo en ciernes. En suma, José Bono haría bien en envainarse la lengua y en no ir de COPE en COPE haciendo “bolos”. Menos aún, en lanzar a las ondas hertzianas unas “tesis” sobre cuál ha de ser el tiempo de cobro de desempleo, cómo deben dejar de embrutecerse los españoles viendo fútbol y de qué manera deben ser más productivos los ciudadanos. Esas cosas ya las receta Botín. También las suelta como el que hace churros Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, que ha acusado a los responsables de la CAM de ser “lo peor de lo peor”; pero que, como bien señala hoy Ignacio Escolar, “ha tolerado que cajas en las que hemos tenido que inyectar dinero público pagasen sueldos obscenos a sus ejecutivos. El mismo gobernador que quería abaratar el despido no ha impedido que cinco altos cargos de la quebrada CAM se repartiesen 15 millones de euros de indemnización. El mismo Ordóñez que se lamentaba de los excesos del ladrillo no hizo nada para evitar la burbuja”. España adolece de contar entre sus filas de “salvadores patrios” con descomunales lerdos ocupando cargos de responsabilidad en los puntos clave del Estado. Y eso ayuda lo suyo a que seamos el hazmerreír de Europa.
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