miércoles, 19 de octubre de 2011

Política de cretona estampada


No es de recibo que se multe a los comerciantes en Cataluña por no rotular sus negocios en catalán. Fue una idea de ERC que ahora inexplicablemente mantiene CiU. El catalán es una lengua cooficial en Cataluña que merece todos los respetos. Pero el ciudadano con su dinero monta el negocio lícito que le viene en gana, corre con el riesgo de tener pérdidas o ganancias y paga sus impuestos por tener una puerta abierta. Las exigencias que ERC impuso al PSC durante el oscuro periodo de los dos tripartitos ya están fuera de lugar, si tenemos en cuenta que ERC se encuentra en la oposición y que no está en condiciones de exigir que se cumplan sus caprichos en “beneficio” de la gobernabilidad. Lo que asombra ahora es que CiU se haya puesto de perfil y mantenga tan absurda normativa de obligado cumplimiento en rotulaciones de fachadas, en los tiques de caja de un negocio o en la carta de los restaurantes. En lo que va de año ya han sido multados al menos 53 comercios por montantes que superan los 39.400 euros. No se puede pasar de un extremo al otro. Ni veo correcto que durante la dictadura de Franco fuese necesario tener que rotular en castellano hasta el nombre de las calles, ni que ahora se multe por no rotular en catalán. A estos “machotes” que están en poder de la cuerda de trenzado en Cataluña y que han establecido ridículas “embajadas” por todo el globo terráqueo para tratar de vender humo, les invitaría a que se acercaran a la barcelonesa Plaza de Urquinaona para hablar con los responsables de zona de “El Corte Inglés” y exigirles que cambien el rótulo, que de ahora en adelante las tiendas creadas en su día por Ramón Areces rotulen “El Tall Anglés”; o que hablen con Mafo para que la sucursal del Banco de España en Barcelona rotule su fachada como Banc d’Espanya. Una cosa es la inmersión lingüística en Cataluña y otra muy distinta que las Instituciones catalanas, respetuosas hasta que han dejado de serlo, que sólo saben aplicar la ley del embudo en su beneficio, donde sus habitantes no se consideran españoles de nación excepto para recibir prebendas del Gobierno de España, se pasen la vida dando bastonazos a todo aquel ciudadano residente que se atreva a rotular en la lengua de Cervantes. La eliminación por ley de las corridas de toros, o el menosprecio de ciertos políticos de pacotilla hacia los andaluces que ayudaron a levantar a Cataluña a partir del Plan de Estabilización de 1959, son ejemplos fehacientes de cómo las gastan estos energúmenos.

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