miércoles, 17 de septiembre de 2008

crisis

Hoy, cuando la Iglesia celebra la conmemoración de san Roberto Belarmino, no quiero amargarles la fiesta. Si, sabemos que hay crisis financiera pero aún no podemos decir que estemos en puertas del crack del 08. Roberto Belarmino fue sobrino de Maquiavelo y todos nosotros somos hijos de nuestros disparates. Se notan rostros de acelga a la salida de los tajos, la banca privada no enseña el dinero ni por la ventana y muchas empresas ya están pensando en amortizar puestos de trabajo. Nos encontramos exangües, hipotecados y a punto de pillar esa gripe que viaja desde Australia, sobre la que cuentan que es muy agresiva. Pende la espada de Damocles sobre las cabezas y debemos caminar con pies de plomo.

Dionisio el Viejo fue un tirano de Siracusa en el siglo IV a. C. Como buen tirano, fue respetado pero no querido. En cierta ocasión, Damocles, por halagarle, le dijo que nadie podría ser tan feliz como él. Y Dionisio le invitó a participar de un día de su felicidad. Le fue servido un espléndido banquete. Ya en los postres,Damocles se dió cuenta de que sobre su cabeza pendía una gran espada sólo sujeta por un pelo de caballo. Se puso muy nervioso. "Ahora ya sabes todo lo feliz que es mi vida" -le espetó Dionisio-. "Mis guardias saben que también sus vidas penden de un hilo".

Hemos hecho una sociedad en la que el suicidio se ha convertido en la tercera causa de muerte entre los adolescentes. Deberíamos pensar hacia dónde nos lleva esta sinrazón. Es posible que cuando los padres se agobian, los hijos llevan todos los boletos para la rifa de una huida hacia adelante. Se impone el sosiego y evitar pretender vivir por encima de las posibilidades de cada ciudadano. Luego pasa lo que pasa, o sea, lo de la espada de Damocles. Que se lancen por las ventanas los americanos si lo desean, como hicieron en el 29. A este lado del Atlántico, los europeos entenderemos sus raros antojos y la causa por la que hicieran tantos rascacielos.

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