Si les digo la verdad, de un tiempo a esta parte no me queda tiempo ni para leer la prensa regional. Estoy hasta el moño del coñazo de la Expo y de cuántos sufridores la visitan cada día. Hoy, domingo, para más inri, me han cerrado el Puente de Piedra por la tarde. Creo que van a tirar un ramillete de cohetes que ríanse ustedes de los de Valencia. Lo que se impone es dar por el saco hasta la extenuación. Y mañana, como ya no les quedará pólvora que gastar ni visitantes de postín a los que entregarles la llave de la ciudad, los guardias de la porra deberán dedicarse a lo de siempre, o sea, a poner multas; los concejales, a tomar bicarbonato; y el alcalde, a contar sandeces en Punto Radio y a pedir más dinero a Madrid.
Este alcalde se está pareciendo cada día más al cuñado progre que nos retrataba Pablo Molina el pasado viernes en un artículo sin pizca de desperdicio. Belloch ya está pensando en traer una feria floral en 2014 y otra Expo, dedicada al cultivo del tulipán o al moro oprimido, ya sea con agua o con gin-tonic, en 2108. Cuenta Pablo Molina que "la religión islámica es, para el cuñado progre, un tesoro de ricas enseñanzas del que los españoles nos vimos privados por culpa de los Reyes Católicos, esa pareja de franquistas, como atestigua su escudo, con el yugo y las flechas". De momento, el personal de la Expo se marcha a la fila del paro y a comprar las pastillas de avecrem para ir tirando en lo que queda de año, que por estos pagos vienen mal dadas para el trabajador por cuenta ajena y toca apretarse el cinturón y tomar más por el Crem que montar en el Ave.
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