miércoles, 2 de febrero de 2011
Antonio Burgos
Antonio Burgos, en ABC, para nombrar a José Antonio Canales Rivera, sobrino del torero Paquirri, señala a todos y cada uno de los componentes de la dinastía Primo de Rivera, desde Joaquín Primo de Rivera y Pérez de Acal, Brigadier del Ejército Real y Gobernador de Maracaibo, hasta Miguel Primo de Rivera y Urquijo, exalcalde de Jerez de la Frontera, procurador en Cortes, consejero nacional del Movimiento, consejero del Reino y, según Burgos, persona que “al servicio del Rey Don Juan Carlos jugó un importante papel en el desmontaje de las instituciones de la dictadura de Franco para que España alcanzara la democracia”. Burgos se refiere a que, al comienzo de la Transición, fue el procurador encargado de presentar en las Cortes la ley para la Reforma Política. (Ley 1/1977 de 4 de enero). Como cuenta Pablo Castellano en su libro “Por Dios, por la Patria y el Rey”, “como Franco ya había muerto se podían permitir hacer lo que en toda su vida jamás habían hecho: votar en contra de un proyecto del Gobierno”.A Antonio Burgos le viene ahora la mente la saga de los Primo de Rivera como en otro tiempo le salieron las habaneras de Cádiz, o los homenajes a Cano, al Kilín, al Ventorri, al Pova, a la Quitorra y al Ochodeo. El caso es que tiene gracia y sabe escribir. Pero con lo de los Primo de Rivera le ha fallado el inconsciente. Demasiada pompa gratuita hacia una estirpe oscura, burguesa y trasnochada. Burgos es un escritor que ama la luz del Sur y así lo refleja en sus escritos. No debería convertirse ahora en un cronista de nostalgias. No trae cuenta.
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