jueves, 17 de febrero de 2011

Chinos


Ruiz-Mateos no tiene de qué preocuparse. Esas diez empresas que inician concurso de acreedores seguro que acaban en manos de los chinos. Bueno, las diez posiblemente no, que lo del Rayo Vallecano tiene su guasa. Está en Segunda División, genera pocos beneficios y los chinos, al menos por ahora, compran e imitan todo lo que pillan menos equipos de fútbol. Nueva Rumasa, con un patrimonio de 6.000 millones de euros debe a los bancos 700 millones. Lo que ya no sé es si el problema lo tiene Ruiz Mateos o lo tienen los bancos. Por lo pronto, los chinos acaban de inaugurar en Fuenlabrada el mayor centro comercial asiático en Europa. “Plaza de Oriente”, que así se llama este imperio amarillo, contará con ochenta naves logísticas que repartirán sus productos por toda España. José Blanco, que ha estado presente en la inauguración de ese macro proyecto empresarial, ha dicho que se crearán 1.060 puestos de trabajo. Lo que ya no ha comentado el ministro es que tales puestos de trabajo se organizarán con personal chino, con lo que el paro existente en España no disminuirá en absoluto y sólo podremos exportar en contrapartida botijos, sandías y castañuelas. Como señalaba Antonio Burgos hace poco en ABC, “los índices dirán pronto que la economía española amarillea y se le rasgan los ojos. (...) El mantón de la China es el manto de la falsa prosperidad, de nuestra claudicación productiva. Uno de cada cinco habitantes del planeta es chino. La economía china crece a más del 9% anual. China fabricó en 2003 más televisores que Japón y Corea, y produjo 25 millones de ordenadores. En China la población pasa del campo a las ciudades-dormitorio de la mano de obra baratísima en polígonos industriales inmensos… (…) Usted se lleva a China un paquete de tortas de Castilleja y tiene allí a siete mil chinos que se las hacen igualitas, pero con una diferencia importante: cada torta le sale a 0,2 céntimos de euro. Y, una vez puestas en el supermercado, no hay quien las distinga de las verdaderas”. Vamos, que a José Blanco le han engañado como a un chino, cuando los chinos eran más ingenuos, claro.

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