miércoles, 9 de febrero de 2011
Humo y asco
España es un territorio atiborrado de tipos pintorescos. Hoy fijo mi vista en dos ciudadanos que no tiene desperdicio. Uno de ellos es José Eugenio Arias-Camisón, propietario del restaurante Asador Guadalmina de Marbella, que se dedica a recoger firmas por todo el país contra la Ley Antitabaco, que permite que se fume dentro de su negocio y que acaba de afirmar que “nos imponen esta ley vergonzosa cuando los terroristas continúan sueltos por las calles”, como si tuviese que ver una cosa con la otra. A Arias-Camisón le trae al fresco una reciente multa de 145.000 euros. Ya ha comentado que no la piensa pagar. Si no fuese tan venenoso, en vez de la abultada multa, deberían haberle condenado a vivir un año en el centro de Madrid, metiéndose un chute en vena mañana, tarde y noche de dióxido de nitrógeno, que es lo que respiran los vagabundos que duermen metidos entre cartones, para poder sobrellevar el relente de la noche en la boca del metro. La concejala de Medio Ambiente, Ana Botella, piensa que Madrid, a pesar de los motores diésel, todavía es respirable bajo la boina negra de la polución. Tal vez sea así, pero lo dudo. Posiblemente, aún peor que eso, sea compartir alcoba cada noche junto a Aznar mientras éste ensaya discursos en pijama frente al espejo. Tampoco lo sé ni quiero imaginarlo. El otro ciudadano pintoresco es Xavier Horcajo, al que le produce un raro sarpullido que Tomás Gómez haya decidido incluir a la transexual Carla Antonelli en las listas del PSM. El presentador de “Otro gallo cantaría”, en el medio de Julio Ariza Irigoyen, no ha tenido empacho al decir que hubiese preferido, antes que Antonelli, a "alguien con Síndrome de Down o un enfermo de Sida". Para mí este hombre es lo peor. Retiro lo de tipo pintoresco en lo que a él le concierne. No merece la pena que le dedique ni una línea más. Me lo impide el asco.
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