miércoles, 11 de mayo de 2011

Corcuera


Lo sucedido el pasado día 6 en la Feria de Abril, cuando José Luis Corcuera quiso entrar al Real por el sitio que lo hacen los coches oficiales y los taxis, cuando ni iba en coche oficial ni había tomado un coche de alquiler, pone de manifiesto los malos modos de un electricista afiliado a la UGT y en su día aupado a ministro y del que sólo nos acordamos los ciudadanos cuando nos viene a la cabeza el tenebroso tema del GAL por el que tuvo que dimitir en 1993, y la Ley Corcuera, o sea, de la Ley de la Patada en la Puerta. Pero, ¿quién se acuerda hoy de Corcuera? Les digo la verdad: si no se hubiera muerto Manolo Caracol y viera a semejante personaje intentando entrar por la brava a una caseta para tomar unos rebujitos, pensaría que se trataba de su hermano gemelo, o de un cantante de ese arte que en el Sur llaman “jondo”, a punto de la apoplejía, que llega tarde a su cita y corre dispuesto a sentarse en una silla de enea frente a un catavinos de Fino La Ina, para arrancarse por fandanguillos y soleares al estilo del Niño de Pradoluengo. Manuel Torre, recordado con cariño hace sólo un par de días por José Luis Montoya en su columna de ABC de Sevilla por haberle sido colocado un azulejo en la puerta de su casa, dijo que “tó lo que tiene soníos negros tiene duende”. Estaba en lo cierto. Pero en el caso del electricista Corcuera la cosa cambia. En Corcuera, todo lo que tiene sonidos negros huele a la alargada sombra de Lasa, Zabala, Santi Brouard y Segundo Marey. El uso indebido de dinero por parte de su ministerio debería haberle avergonzado por los siglos de los siglos, amén. Pero no. Corcuera llega ahora al Real de la Feria y le dice al policía local que él no tiene intención de enseñar papeles. ¿Se acuerdan de “mienmano”? Pues otro que tal baila. El “yo sí te estoy amenazando y no me voy a identificar”, espetado por Corcuera levantando la voz a un policía local que sólo hacía su trabajo, me recuerda el archiconocido “usted no sabe con quién está hablando”, que lanzaba el cavernícola del búnker de fino bigotillo al primero que se cruzaba en su camino. En fin, no merece más comentarios el talante de este sujeto. Faltó un tris para que Luis Roldán le sustituyera en el Ministerio del Interior. Apaga y vámonos.

No hay comentarios: