sábado, 19 de noviembre de 2011
PSOE, cautivo y desarmado
Un tal Javier Ferrer, vicepresidente de Confemetal, es decir, de la patronal del Metal, ha declarado a la agencia Efe el pasado día 17 de noviembre, por un lado, que hay que recuperar la figura del “aprendiz” y que éste cobre la mitad del salario mínimo interprofesional (641,4 euros al mes); por otro, que los salarios deben estar conformados de acuerdo con la productividad y que “en una situación como la actual subir los sueldos es suicida y costaría puestos de trabajo”. Ferrer, que parece haber aterrizado desde otro planeta, también planteaba la reducción de bajas laborales, que estima exageradamente en el 22 %, como alternativa al presunto copago de los medicamentos contemplado en los planes a desarrollar y todavía ocultos (en evitación de restar votos de pensionistas), en un previsible gobierno de Mariano Rajoy. Hombre, si el obrero no está enfermo tampoco necesitará medicinas. Al tal Ferrer sólo le ha faltado decir que en el supuesto de que un obrero deba acudir a un quirófano, lo haga en periodo vacacional. Ese tal Javier Ferrer lo que pretende es, además de desacreditar a la sanidad pública en beneficio de las mutuas privadas de accidentes, abaratar los costes de producción a fuerza de utilizar a los aprendices, a esos “chicos para todo” de la época del franquismo, con salarios de novela de Émile Zola o de Maxence van der Meersch. Es la única fórmula que se le ocurre a este insensato para bajar la preocupante cifra de paro juvenil. Según este pillastre, no hace falta que los chicos estudien formación profesional y estén cualificados para vivir con una cierta dignidad. Para barrer el taller, llevar el carretillo y subirse al andamio, con dos brazos y dos piernas van que chutan. Si están en nómina, se acabó el paro juvenil. Si trabajan gratis, mejor. Hay que darlo todo en “socorro” del empresario. Ya saben, mañana todos a votar para que España sea azul y para que vuele la gaviota. Seguro que disminuirá el paro con el nuevo Gobierno, si presta atención y pone en práctica las sugerencias de la CEOE, dando el plácet a una nueva “lista de Schindler” soñada por ciertos marrulleros.
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