lunes, 14 de noviembre de 2011

Esto no es un juego de garrafina


A Mariano Rajoy se le ha encendido la bombilla en la plaza de toros de Valencia. Y ha dicho: “Amigas y amigos, creo que vamos a ganar las elecciones”. Y se ha quedado tan ancho. Este señor, que pretende gobernarnos, que va a gobernarnos, debería saber a una semana de los comicios generales que no acaba de descubrir el Mediterráneo. Que ni es profeta ni mira su destino en los posos del café. Ya dice que no piensa gobernar con tecnócratas sino con políticos. Hombre, aquí ya no sirve otro Plan de Estabilización como el del 59 con los “Lópeces”, las camisas blancas y la bendición “urbi et orbe” del Opus Dei. Lo de ahora está más globalizado y tiene peor catadura. Fue más sencillo que Arburúa suprimiese las cartillas de racionamiento en 1952 que arreglar en 2011 el agujero negro de la banca. Ni el estraperlo ni el piojo verde tienen nada que ver con las valoraciones de inmuebles que constan en los libros de los bancos, estimados a precio anterior a la burbuja del ladrillo. Ni, tampoco, se le puede engañar a la señora Merkel con el tema del wólfram. Esas cosas pertenecen a otras guerras del abuelo Cebolleta. ¿Qué piensa hacer Rajoy con su amigo Rato? ¿Será capaz de dejarle que se hunda dentro del acorazado Bankia después del torpedo recibido por José Luis Olivas? Ah, pero, ahora que recuerdo, también está en su Consejo de Administración José Manuel Fernández Norniella, expresidente de las Cámaras de Comercio y antiguo presidente de Ebro, gracias a Juan Antonio Lucas, que descabalgó a Guasch, el hombre de De la Rosa. Ese fue el principio del fin. Ya saben, lo de siempre. Primero fusiones de azucareras, de las tres grandes, para pillar dinero del Estado; y, más tarde, amortización de parte de los ingenios y venta del resto útil a British Sugar para quitarse el muerto de las contingentaciones ordenadas desde Europa. Mejor dedicarse al arroz y dejarse de pamplinas. Ahora cuenta Rajoy que cree que va a ganar las elecciones. Y acierta en su pronóstico. Ya veremos luego…Cuatro años pueden llegar a ser muy largos. Todo un calvario.

No hay comentarios: