El fast food
(no confundir con el Far West) acaba
de instalarse en Calatayud junto a una gran superficie comercial propiedad de
los franceses. Y lo ha hecho en su peor momento, cuando existen límites de
aforos por culpa de la pandemia de coronavirus. Todo es cuestión de empezar. Se
instala ahora un Burger King y más tarde llegará un McDonalds, un Pizza Hut, un KFC, y lo
que no está escrito. También aparecerán las motocicletas de reparto a domicilio
por las aceras esquivando a ancianos. Las franquicias se están haciendo dueñas
del mercado en detrimento de los establecimientos clásicos de mesa y mantel, de
cuchillo y tenedor, los de toda la vida. Los camareros de chaquetilla blanca también
pareciese que forman parte de una profesión a extinguir. En muchos bares ya
pone el cartelito de “no hay servicio de mesas”, que equivale a decir “vaya usted
al mostrador, pida su botellín de cerveza y se lo lleve a su mesa de velador”. Y
encima, el camarero, que viste de negro y que te tutea como si te conociera de haber
coincidido contigo en el colegio, te pregunta si deseas vaso. Por eso digo que
lo que se lleva es hacer la petición en una máquina, pagar, esperar a que en
una pantalla aparezca tu número, que te lo entregue una señorita con gorra de
visera y que, cuando termines de tomarte el “big
mac”, o los “chicken mcnuggets”,
las patatas fritas y la bebida de cola, dejes limpia la mesa y traslades la
bandeja con los restos del birrioso banquete hasta un contenedor de plástico
tras separar sus componentes. Todo muy americano, como corresponde al laconismo
servicial de nuestro tiempo. De ese modo, al tiempo que matamos el hambre
aprendemos algo de inglés aunque sólo sea para designar los productos de
consumo rápido. Yo, qué quieren que les diga, sigo añorando aquellos cafetines
de provincias donde era costumbre avisar mediante un cuadrito sujeto a la pared
“prohibido cantar, blasfemar y hablar de política”. El camarero te llevaba el
café o la copa de “Terry” a la mesa
al tiempo que veías el telediario, las inauguraciones de pantanos y los
importantes avances del “Plan Badajoz”.
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