sábado, 26 de diciembre de 2020

Mascaradas

 



Leo en El Correo de Zamora que el zangarrón ha vuelto a ser, como ya es costumbre secular cada 26 de diciembre, el protagonista de las calles de Sanzoles, en la comarca de Tierra del Vino, al sureste de la provincia de Zamora y en el Partido Judicial de Toro. Sanzoles debe su nombre a san Zoilo, mártir cordobés que contó con gran devoción entre que los mozárabes que habían huido de Al-Ándalus a tierras leonesas siguiendo la Ruta de la Plata.  El zangarrón, que su misión consiste en perseguir a chicos y ancianos, va provisto de una máscara de cuero negro, ropa de colores, tres cencerros, para espantar a los espíritus malignos, dos esquilones a la espalda y un palitroque del que cuelgan tres vejigas hinchadas, que representan la fertilidad. El zangarrón, según costumbre de Sanzoles, acompañaba a los quintos cada año, que marchaban en dos filas cubiertos con capotes negros y, también, protegía a los mozos para que pudiesen bailar. Pero esa no es la única mascarada en tierras zamoranas. Existe otro personaje, Barandales, presente en las procesiones de Zamora, cuya misión consiste en avisar a los ciudadanos de la marcha de las procesiones de Semana Santa. Es una derivación moderna de los campanilleros que desde el siglo XVI cumplían tal misión. Barandales, provisto de amplios ropajes (del color de la cofradía para la que actúa: Vera Cruz, el Santo Entierro y Nuestra Madre de las Angustias) abre las procesiones agitando dos pesados esquilones. Los zamoranos más ancianos todavía recuerdan a dos “barandales” distinguidos: Bernardo de la Puente, alias “El España”; y, posteriormente, a  Alberto Villacorta, fallecido en 2011.

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