lunes, 2 de enero de 2023

Mitos y apariciones

 


La tradición cuenta que a Santiago el Mayor se le apareció María en carne mortal el 2 de enero del año 40 en Zaragoza, a las orillas del Ebro y sobre una columna de jaspe. Y a Ramiro I, rey de Asturias, se le apareció Santiago el Mayor en el año 814 mientras dormía  y antes de entrar en feroz combate contra las tropas sarracenas al negarse a pagar el tributo al emir Abderramán II de las cien doncellas que le había prometido Mauregato (hijo de Alfonso I el Mayor  y de una esclava mora) muerto en el año 789. Ello dio origen a la leyenda de la Batalla de Clavijo y al sobrenombre de Santiago como Matamoros. Pero la batalla de Calvijo, donde Santiago ayudó al rey asturiano a su triunfo, y donde 70.000 moros quedaron tendidos en el campo de batalla en Almelda, cerca de Clavijo, nunca tuvo lugar. Hay algunos historiadores que entienden que bien pudo tratarse de una refriega entre Ordeño I, rey de Asturias, contra  Musa II, gobernador de Zaragoza, en Tierra de Cameros, a 16 kilómetros de Logroño, donde todavía puede verse una atalaya sobre un otero cerca del desfiladero del río Leza y de los valles bañados por los ríos Iregua y Ebro. Y lo que sí parece cierto, también, es que Santiago el Mayor murió el año 42 por orden de Herodes Agripa y que se desconoce el lugar donde fue enterrado. También se debe aclarar que Santiago el Mayor, hijo del Zabedeo, no vino nunca a predicar a España ni fue llevado a Compostela después de su muerte. La etimología de Compostela no emana de “Campus Stellae”  sino que proviene del verbo latino “compono” (enterrar) y “stellae” equivale a monumento sepulcral. Teodomiro encontró un sepulcro del que emanaban fuegos fatuos (propio de pantanos y cementerios, donde existe materia en descomposición) pero no supo de quién se trataba. Se cuenta que en el año 813 un ermitaño de nombre Paio (Pelayo) observó esos fuegos fatuos en el bosque Libredón y se lo comunicó a Teodomiro, entonces obispo de Iria Flavia (Padrón) y éste se lo comunicó a Alfonso II de Asturias, que de inmediato se trasladó al lugar. Aparecieron tres cuerpos, que atribuyeron al apóstol y a sus discípulos Teodoro y Atanasio sin ninguna base sólida que lo demostrase. Cerca de aquel lugar se construyó una capilla que fue motivo de peregrinajes. Más tarde (en el año 899) a instancias de Alfonso III se transformó aquella capilla en una iglesia prerrománica, y en 1075 comenzaron las obras de la actual catedral de Santiago durante el reinado de Alfonso VI. En el entonces bosque Libredón (hoy en centro de la ciudad) se encuentra la iglesia de san Félix de Solovio, construida en el siglo X por el obispo Sisnando II, derribada por Almanzor en el año 997 y reconstruida en el siglo XII por otro obispo, Gelmírez, con ampliaciones posteriores de dos naves y un campanario barroco. Todo ello viene relatado en el Códice Calixtino de mediados del siglo XII, que contiene el más antiguo texto del Liber Sancti Iacobi. El Códice Calixtino fue robado el 5 de julio de 2011 de la Catedral de Santiago por un electricista, Manuel Fernández Castiñeiras, en venganza, ya que el deán le debía, presuntamente, cierto dinero por trabajos prestados en ese grandioso templo. El Códice fue recuperado justo un año después. Por cierto, hoy, 2 de enero, la Pilarica no luce alguno de los 450 mantos disponibles, algo que sucede de igual manera los días 12 y 20 de cada mes.

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